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España España · SEVILLA
Voto de montipito:
6
Drama. Fantástico Giulietta, que duda de la fidelidad y del amor de su marido, acude a reuniones espiritistas buscando consejo y esperando una señal que le muestre que su marido aún siente cariño por ella y que puede recuperarlo. Por casualidad, conoce a Susy, una perniciosa mujer que sólo vive para el amor y que está a punto de destrozar las ilusiones de Giulietta. (FILMAFFINITY)
23 de agosto de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Giulietta [Giulietta Masina], una mujer en los 40, está totalmente volcada con su marido [Mario Pisu] pero él está en otros quehaceres. Giulietta cree razonablemente que su marido tiene una amante y ella, supersticiosa e ingenua, a instancias de amigas de su clase alta y pamplinosa, anda de la ceca a la meca buscando quien le pueda informar de lo que le pasa a su marido. Para ello le sugieren sus amigas sesiones espiritistas, visita a los gurús más estrafalarios que, a la postre, no le solucionan el problema. Su angustia le lleva a ver visiones de cuando su abuelo, que también era un prenda, trabajaba en el circo, o soñar con escenas de martirio como si fuese una santa a punto de tostarse en una parrilla, como san Lorenzo, o las procesiones de monjas encapuchadas de sus años de estudios. Para hablar en privado con alguna amiga se subía con una canastilla motorizada a una caseta instalada en lo alto de un pino, como hacen los niños cuando juegan a las casistas. Giulietta tiene todas las trazas de estar al borde de la esquizofrenia. Su marido termina yéndose de casa y ella vaga si rumbo en los alrededores de su chalet.

La película va sin guión y Fellini hace lo que le viene en gana, más atentos a los efectos de luz y color con la intención de transparentar los estados interiores de Giulietta que de contar algún tipo de historia. El tema que aborda, el de la persistente preocupación de una mujer débil por las infidelidades de su marido, es el adecuado para que empiece a volverse loca. Masina sostiene toda la película que navega de rareza en rareza y se salva por la poderosa capacidad de Fellini para crear atmósferas de ensueños en un magnífico uso del color, de los decorados y de los vestidos. Los diálogos, de loco de atar. Este tipo de cine subrealista sólo se le consiente a Fellini porque, a la vista del desarrollo, el espectador puede entenderlo como una tomadura de pelo. Pero no, la película es una catarata de imágenes oníricas que quiere expresar el interior sufriente de Giulietta. Pero ello no quita que a Fellini se le vaya la olla y el espectador quede perdido en un guión extraño por original. Esta es una cinta para los que tienen tiempo y aguante, lo que es mucho pedir.
montipito
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