Corría el año 1940 cuando tío Walt cumplió su sueño de producir la obra "Fantasía", que incluía el recordado corto de magia y terror "El aprendiz de brujo". Ninguna generación que lo haya visto puede olvidar esas terroríficas escobas vivientes al ritmo de Dukas, ese Mickey Mouse bailando con las estrellas y ese grandiso brujo de ojos locos.

Partiendo de esa inolvidable historia, la Disney tuvo la maravillosa idea de basarse en aquel corto para hacer un largometraje de carne y hueso. La lástima es que, aun permitiéndose el lujo de partir de unos personajes jugosos, no han optado por hacer algo mágico, poético, tenebroso, intrigante... han optado por la típica cinta comercial de guión y puesta en escena superficial, acción marrullera y efímeros chascarrillos.

Desde luego este producto no es una embrujante obra maestra ni mucho menos. No hace falta compararla con geniales adaptaciones de fantasía, ni siquiera está a la altura de productos como la serie de Harry Potter. "El aprendiz de brujo" se parece más a "Dragonball: Evolution"... y tampoco se podía esperar otra cosa de una producción Bruckheimer/Disney (recientes antecedentes suyos como "Prince of Persia" ya hacen presagiar que esto será un superficial y bromista producto comercial y palomitero).

El guión es tan común y tan cortado por el mismo patrón que casi no hace falta ni mentarlo. Tenemos al adolescente que no puede evitar su destino de vencer al maloso/a, al villano, al sirviente torpe del villano, al mentor, a la novieta tonta/guapa/mujer florero del prota, la relación maestro/pupilo, el ligoteo de la pareja, etc...

La historia se desarrolla de forma pueril, con momentos graciosillos, frases a lo "como mola" y algún par de vocablos vergonzosos como "merliniano". Sus personajes son de lo más infantil (aunque están bien actuados (Nicolas Cage y Alfred Molina, habituales en las producciones Bruckheimer, cumplen sin despeinarse en este tebeo. Bellucci está desaprovechada aunque bien caracterizada y comparte un minuto de química con Cage. Y el protagonista Jay Baruchel contruye un divertido y torpe "nerd" lleno de tics y guiños cómplices).

La parte positiva es que el producto no se toma en demasiado en serio a sí mismo (no como la vergonzosa "Airbender"), sus chistecillos no molestan, se desarrolla con dignidad, su ritmo y evolución son algo bastante ágil, sus excesivas y marrulleras escenas de acción (reconozco que esas persecuciones, luchas y explosiones son torpes, mareantes y estridentes) no se hacen de rogar. Y los efectos especiales de magia son chulos sin llegar a sorprender.

En fin. Cine comercial y familiar con tufo a telefilm. Algo simple y previsible que, en lugar de trabajar el arte, el guión y la magia, trabaja la acción que es bastante mala. Una cinta que es mucho petardeo, es más ruido que música. Entretiene de forma desapasionada. Y al final lo único que me lleve en claro al salir del cine fue un dolor de cabeza.

Lo peor: ...