Drama personal (que no intimista) sobre la lucha de una madre (Julia Roberts) para que su hijo (Lucas Hedges) venza su adicción a las drogas y no recaiga durante su regreso a casa por Navidades desde su centro de desintoxicación.

La cinta, si bien hace lucirse a su incipiente actor (que en esta ocasión está dirigido por su popio padre Peter Hedges, que además escribe el guión de su puño y letra tras haber compuesto relatos tan interesantes como las adaptaciones cinematográficas de "¿A quién ama Gilber Grape?" (1993) o "Un niño grande" (2002) entre otras) Lucas Hedges que ya se ha mostrado con una naturalidad competente y vigorosa en largometrajes destacados de la última década ("Manchester frente al mar" (2016), "El gran hotel Budapest" (2014), "Tres anuncios en las afueras" (2017), "Lady Bird" (2017), "Identidad borrada" (2018)), no deja de ser un producto-vehículo de ostentación de la afamada y aclamada Julia Roberts. Pues el film utiliza sus minutos en su sutil y carismática presencia, y sus planos cerrados en los matices y la complicidad que puede otorgarle al rol de "madre coraje" que tan bien se le da tras su maestría actoral en las comedias románticas (y para muestra de sus madres o mujeres coraje "Erin Brokovich" (2000), "Quédate a mi lado" (1998) o "El informe pelícano" (1993)). En aquellas su batalla no era contra la adicción a las drogas sino contra grandes corporaciones, estamentos de poder o madres divorciadas... rivales por el cariño de los hijos de su novio).

Así que a todo aquel que no soporte el semblante ni los ademanes de la actriz de Georgia... no le recomiendo que se acerque a "El regreso de Ben", mientras que todo cinéfilo que aprecie mínimamente el empaque que puede otorgar la oscarizada intérprete se puede acercar con deleite a este drama de sobremesa.

Porque eso es lo que es "El regreso de Ben". Tampoco le favorece que "Beautiful Boy" se estrenara el mismo año con un reparto también de relumbrón (el binomio Steve Carell-Timothee Chalamet compite muy seriamente con este binomio Roberts-Hedges), con exactamente la misma temática, pero además con un tratamiento argumental más incisivo y una realización más portentosa (sin ser el acabose) que el film que nos ocupa. Porque "El regreso de Ben" viaja por lugares comunes y situaciones tópicas (en puntos algo forzadas y artificiales). Por fortuna el progreso narrativo es siempre cadencioso, y los momentos de descabellada e ilógica candidez de sus personajes (Roberts es la que más debe capear estas fallas del guión) no se producen en exceso. Así que en su mayor parte observamos un relato natural y medido (aunque siempre muy superficial y esquemático para todo lo que pudo ofrecer).

¿Por qué entonces "El regreso de Ben" me acaba ganando respecto a films de calcada propuesta ("Heroína" (2005), "Beautiful Boy" (2018), etc.) y la califico un punto por encima? Pues por el empuje dramático de su interpretación principal.

Y es que Roberts mima con honestidad y fulgor su papel, papel que comprendemos de forma innata gracias a ella, y con el que vivimos sus dilemas y sufrimientos. No es su mejor rol, pues hay guiones que le han dado más material para construir personajes, y aquí tampoco puede hacer milagros... pero eleva la cinta un escalafón que ya es bastante.

Queda claro que si el film no fuera encabezado por Roberts estaríamos hablando de telefilm de fin de semana de los mejores (los que no se pasan de rosca en cuestión de idiotez), pero lo encabeza y lo valoro en consecuencia.

La realización por su parte es sencilla y usual pero confortable y orgánica. Prima el plano/contraplano y los paneos medios, y la edición es precisa. La fotografía ni molesta ni destaca (lo mismo se puede decir de su banda sonora), y el diseño artístico tanto de exteriores como de interiores resulta elegante de forma justa.

Así pues estamos hablando de una cinta que en su conjunto se conforma como un melodrama distinguido por unas cuantas virtudes... que llegan a disimular bastante sus sonadas carencias y defectos. Una película solo recomendable a los seguidores del drama o a los fans de Julia Roberts o Lucas Hedges (padre o hijo), pues no traspasa géneros ni cambia la historia del Séptimo Arte pero si entretendrá con gusto en casi todo momento a los aficionados a los dramas particulares en entornos bonitos y acomodados.

Lo peor: Que el guión cae en ingenuidades arquetípicas de tanto en cuanto.
Lo mejor La actuación de Roberts a pesar de que no esté ni en su mejor film ni en su mejor rol.