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5
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14.609
Drama
La historia, inspirada en hechos reales, muestra la vida de la familia Gucci durante tres décadas, en las que una sucesión de traiciones, dinero, decadencia, luchas de poder y venganza desencadenaron en el asesinato en 1995 de Maurizio Gucci (Adam Driver) por orden de su mujer, Patrizia Reggiani (Lady Gaga), que llegó a ser conocida como "la viuda negra de Italia".
13 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
... que sigue siendo mejor que un culebrón al uso (afortunadamente esto no es una telenovela turca) pero que se mantiene siempre por debajo de las películas más notables del autor de Inglaterra.
Ridley Scott es un realizador de gran altura (casi equiparable a Spielberg en su proliferación de géneros y en su ejecución brillante), que lo mismo te planta una obra maestra de la épica peplum ("Gladiator" (2000)) que una intriga criminal inconmensurable ("American Ganster" (2007)) que un thriller de ciencia-ficción sorprendente y memorable ("Alien" (1986)). Pero si bien hay un Ridley Scott de gran magnificencia que aporta obras tan maravillosas como imperecederas y revisionables ("Gladiator", "Black Hawk derribado" (2001), "Red de mentiras" (2008), "American Gangster", "Alien")... también hay un Scott completamente anecdótico y obviable ("El consejero" (2013), "Un buen año" (2006), "Legend" (1986)) y otro que nos da cintas de entretenimiento realmente pasajeras pero prácticas. Y "La casa Gucci" entraría dentro de este grupo de "Robin Hood" (2010), "Marte" (2015), "El reino de los cielos" (2005), "Prometheus" (2012), "Exodus" (2014), "Hannibal" (2001), "1492" (1992), "Todo el dinero del mundo" (2017) y demás. Y esto es una película muy llevadera pero para nada inolvidable y en absoluto a la altura de la excelencia de sus mejores obras.
Así que quien espere un "Gladiator" de los años 80 va a quedar sumamente decepcionado, pero quien espere pasar un rato de evasión somera quedará satisfecho. "La casa Gucci" se basa vagamente en los hechos que envolvieron el asesinato por encargo de Patrizia Reggiani (Lady Gaga) a su (ex)marido el célebre Mauricio Gucci (Adam Driver). Unos hechos que sirven como excusa para su climax y que son precedidos por más de dos horas de rencillas familiares, y traiciones monetarias y amorosas. Es un guion bastante propio de las telenovelas de Antena 3, muy parejo a lo que se puede observar en sus productos de sobremesa o de prime time. Son situaciones tan vistas como superficiales en su tratamiento argumental. Sin embargo en "La casa Gucci" resultan eficaces para mantener la atención del espectador, pues fluyen de forma activa y continuada en todo momento (la cinta no tiene puntos muertos o accesorios, y esas dos horas se pasan volando). Estas intrigas y conspiraciones entre padres, hijos, primos, tíos, sobrinos, hermanos, maridos y mujeres siempre se muestran con un compás narrativo evolutivo y vivaz.
Pero lo que hace de "La casa Gucci" un producto realmente potable (pues si todo dependiera de su guion, no estaríamos hablando de algo mucho mejor que "Mujer" (2017-20), "Secreto de amor" (2001-02) y demás ralea. Pues las motivaciones de los personajes no se fundamentan en absoluto) es su puesta en escena en general (un conjunto de virtudes que realza el relato con gran paladar) y su elección musical (de temas de sobra conocidos pero insertados con un empuje arrollador) y su elenco en particular.
Pues "La casa Gucci" tiene un reparto de lujo (valga la redundancia) que rescata a esos básicos personajes y los convierte en algo singular. Lady Gaga mantiene el nivel oscarizable de "Ha nacido una estrella" (2008) y conforma a una Patrizia Reggiani materialista e inestable hasta el pavor, Adam Driver cumple con solidez en el personaje más abúlico de toda su filmografía (en cintas como "Infiltrado en el kkklan" (2018) o "Historia de un matrimonio" (2019) ha tenido materiales más multiversados y hondos con los que trabajar, y eso que no contaba con tantos minutos frente a la pantalla) mientras que Al Pacino, Jeremy Irons y sobre todo un irreconocible Jared Leto se convierten en unos peculiares robaescenas (Leto aporta la vis cómica descarada de forma completamente inspirada y espabilada). El film se envuelve en una realización mesurada, siempre elegante pero un ningún caso imborrable. Hay en "La casa Gucci" un despliegue de escenarios (exteriores e interiores), atrezzo, vestuario y maquillaje suntuoso y estiloso, muy acorde con ese "submundo" de lujos, hipocresías y codicias. El film sabe envolvernos con inmediatez en la comodidad y la opulencia de sus colores de fiestas, holgazanerías, viajes y productos caros.
Es, en definitiva, un culebrón con estilo... pero culebrón al fin y al cabo. Tiene un guion que se olvida más pronto que tarde, que se conforma con ser un vaivén de jugosos y efectistas enfrentamientos y reconciliaciones... sin hacer una construcción de personajes arraigada y multifacética (los abruptos cambios de parecer de algunos personajes acaban chirriando en un segundo visionado. Más en spoilers). Y aun así, "La casa Gucci" es un pasatiempo grato y lisonjero gracias al tempo que imprime Scott a la descripción de todos estos avatares, a unas actuaciones completamente convenientes y precisas con naturalidad, y a un despliegue embobante en la dirección artística. El libreto no es material para los Oscars, pero su nominación al vestuario y maquillaje fue más que merecida.
Recomendable a todo público adulto como distracción pasajera, solo muy recomendable a los muy fans de los biopics (e indispensable para los más incondicionales de Ridley Scott, pues sin ser su mejor largometraje... es de su montón entretenido y confortable). "La casa Gucci" no es "American Gangster" (más quisiera), en cuestión de dramas acomodados basados en hechos reales es más bien "Judy" (2019), "Mi nombre es Harvey Milk" (2008), "Hitchcock" (2012), "Rocketman" (2019), "Moneyball" (2011) o "Sissi Emperatriz" (1956).
Lo mejor: Me quedo con la actuación de Jared Leto (me ha dejado varias risas. Para mí, está de Oscar... aunque la comedia no suele ser premiada).
Lo peor: Un guion común y perezoso... en comparación con el baremo notable por el que se suelen mover las obras de Ridley Scott...
Ridley Scott es un realizador de gran altura (casi equiparable a Spielberg en su proliferación de géneros y en su ejecución brillante), que lo mismo te planta una obra maestra de la épica peplum ("Gladiator" (2000)) que una intriga criminal inconmensurable ("American Ganster" (2007)) que un thriller de ciencia-ficción sorprendente y memorable ("Alien" (1986)). Pero si bien hay un Ridley Scott de gran magnificencia que aporta obras tan maravillosas como imperecederas y revisionables ("Gladiator", "Black Hawk derribado" (2001), "Red de mentiras" (2008), "American Gangster", "Alien")... también hay un Scott completamente anecdótico y obviable ("El consejero" (2013), "Un buen año" (2006), "Legend" (1986)) y otro que nos da cintas de entretenimiento realmente pasajeras pero prácticas. Y "La casa Gucci" entraría dentro de este grupo de "Robin Hood" (2010), "Marte" (2015), "El reino de los cielos" (2005), "Prometheus" (2012), "Exodus" (2014), "Hannibal" (2001), "1492" (1992), "Todo el dinero del mundo" (2017) y demás. Y esto es una película muy llevadera pero para nada inolvidable y en absoluto a la altura de la excelencia de sus mejores obras.
Así que quien espere un "Gladiator" de los años 80 va a quedar sumamente decepcionado, pero quien espere pasar un rato de evasión somera quedará satisfecho. "La casa Gucci" se basa vagamente en los hechos que envolvieron el asesinato por encargo de Patrizia Reggiani (Lady Gaga) a su (ex)marido el célebre Mauricio Gucci (Adam Driver). Unos hechos que sirven como excusa para su climax y que son precedidos por más de dos horas de rencillas familiares, y traiciones monetarias y amorosas. Es un guion bastante propio de las telenovelas de Antena 3, muy parejo a lo que se puede observar en sus productos de sobremesa o de prime time. Son situaciones tan vistas como superficiales en su tratamiento argumental. Sin embargo en "La casa Gucci" resultan eficaces para mantener la atención del espectador, pues fluyen de forma activa y continuada en todo momento (la cinta no tiene puntos muertos o accesorios, y esas dos horas se pasan volando). Estas intrigas y conspiraciones entre padres, hijos, primos, tíos, sobrinos, hermanos, maridos y mujeres siempre se muestran con un compás narrativo evolutivo y vivaz.
Pero lo que hace de "La casa Gucci" un producto realmente potable (pues si todo dependiera de su guion, no estaríamos hablando de algo mucho mejor que "Mujer" (2017-20), "Secreto de amor" (2001-02) y demás ralea. Pues las motivaciones de los personajes no se fundamentan en absoluto) es su puesta en escena en general (un conjunto de virtudes que realza el relato con gran paladar) y su elección musical (de temas de sobra conocidos pero insertados con un empuje arrollador) y su elenco en particular.
Pues "La casa Gucci" tiene un reparto de lujo (valga la redundancia) que rescata a esos básicos personajes y los convierte en algo singular. Lady Gaga mantiene el nivel oscarizable de "Ha nacido una estrella" (2008) y conforma a una Patrizia Reggiani materialista e inestable hasta el pavor, Adam Driver cumple con solidez en el personaje más abúlico de toda su filmografía (en cintas como "Infiltrado en el kkklan" (2018) o "Historia de un matrimonio" (2019) ha tenido materiales más multiversados y hondos con los que trabajar, y eso que no contaba con tantos minutos frente a la pantalla) mientras que Al Pacino, Jeremy Irons y sobre todo un irreconocible Jared Leto se convierten en unos peculiares robaescenas (Leto aporta la vis cómica descarada de forma completamente inspirada y espabilada). El film se envuelve en una realización mesurada, siempre elegante pero un ningún caso imborrable. Hay en "La casa Gucci" un despliegue de escenarios (exteriores e interiores), atrezzo, vestuario y maquillaje suntuoso y estiloso, muy acorde con ese "submundo" de lujos, hipocresías y codicias. El film sabe envolvernos con inmediatez en la comodidad y la opulencia de sus colores de fiestas, holgazanerías, viajes y productos caros.
Es, en definitiva, un culebrón con estilo... pero culebrón al fin y al cabo. Tiene un guion que se olvida más pronto que tarde, que se conforma con ser un vaivén de jugosos y efectistas enfrentamientos y reconciliaciones... sin hacer una construcción de personajes arraigada y multifacética (los abruptos cambios de parecer de algunos personajes acaban chirriando en un segundo visionado. Más en spoilers). Y aun así, "La casa Gucci" es un pasatiempo grato y lisonjero gracias al tempo que imprime Scott a la descripción de todos estos avatares, a unas actuaciones completamente convenientes y precisas con naturalidad, y a un despliegue embobante en la dirección artística. El libreto no es material para los Oscars, pero su nominación al vestuario y maquillaje fue más que merecida.
Recomendable a todo público adulto como distracción pasajera, solo muy recomendable a los muy fans de los biopics (e indispensable para los más incondicionales de Ridley Scott, pues sin ser su mejor largometraje... es de su montón entretenido y confortable). "La casa Gucci" no es "American Gangster" (más quisiera), en cuestión de dramas acomodados basados en hechos reales es más bien "Judy" (2019), "Mi nombre es Harvey Milk" (2008), "Hitchcock" (2012), "Rocketman" (2019), "Moneyball" (2011) o "Sissi Emperatriz" (1956).
Lo mejor: Me quedo con la actuación de Jared Leto (me ha dejado varias risas. Para mí, está de Oscar... aunque la comedia no suele ser premiada).
Lo peor: Un guion común y perezoso... en comparación con el baremo notable por el que se suelen mover las obras de Ridley Scott...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
... el personaje de Patricia Reggiani se torna de la noche a la mañana (desde la llamada de teléfono de Aldo Gucci) de una hipócrita loba con piel de cordero a una histérica posesiva y controladora con todo lo relacionado con el "imperio Gucci". Otra cosa que no tiene base ninguna es el interés repentino del personaje de Aldo Gucci (Al Pacino) hacia su sobrino, pasa de no saber nada de él a querer saberlo todo y tenerlo en palmitas desde que se casa... parecía un personaje razonable pero no dejar de ser otra caricatura más. Lo mismo se puede decir del personaje de Al Pacino que cambia de haber calado a la cazafortunas que va tras su hijo a aceptarla sin medida porque ha puesto a su nieta el nombre de su fallecida mujer, ¡vamos hombre! ¿No se supone que era una personaje inteligente?, ¿cómo es que cae en la trampa al instante? Y mejor no hablar del Mauricio Gucci de Driver que se torna completamente incongruente en sus actitudes (un día quiere muchísimo a su familia, al siguiente denuncia a su tío para que acabe en la cárcel y él se lleve todas las acciones de Gucci. Un día no quiere nada de la fortuna de su familia, al siguiente lo quiere todo (hasta lo que no es suyo)). Y el personaje de Paola Franchi (Camille Cottin) y su relación con Mauricio Gucci que en la vida real fue muy compleja y profunda aquí queda reducida (para quien no sepa nada de los hechos reales) a un calentón de rebote. Menos mal que están estos actores de nivel que transforman lo que tienen en el libreto en figuras con carisma a pesar de su unidimensionalidad.