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España España · LA CORUÑA
Voto de migfersaav:
3
Thriller Año 1934. Frank Hamer (Kevin Costner) y su sufrido compañero Manny Gault (Harrelson) son dos Ranger de Texas que sufrieron el reinado de robos de Bonnie & Clyde. Ambos fueron asignados como investigadores especiales de un caso que trajo de cabeza a banqueros y policías por igual, y que se llevó por delante la vida hasta de trece agentes de la ley ante la incredulidad del pueblo. (FILMAFFINITY)
30 de marzo de 2019
17 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una actuaciones planas y rutinarias (a excepción de un sólido Woody Harrelson y una magnífica Kathy Bates), una cuidada ambientación y una agradable banda sonora, se pierden al servicio de un relato tosco, manipulador y alejado de la realidad, en un final bochornoso y que destroza lo poco bueno de esta película.

Si te gustó el Bonnie and Clyde de Arthur Penn, con Warren Beatty y Faye Dunaway, detestarás esta película moralizadora, manipuladora y que tergiversa a su antojo la historia. El indigno final es sencillamente vergonzoso y bochornoso. Una cosa es intentar mostrar el otro lado de la historia desde el punto de vista de los policías que dieron caza a Bonnie y Clyde, y que podría haber sido una idea interesante (intentar reflejar la oscura motivación de los marshall que les dieron caza), y otra cosa es reinventar la historia a tu antojo, y tergiversar lo que realmente pasó, manipulándolo todo de forma zafia y desvergonzada. Bonnie y Clyde eran dos famosos fugitivos y delincuentes, que fueron ajusticiados brutalmente en una emboscada, en la que el único objetivo era asesinarlos. La película podría haber funcionado, pero la casi santificación de los personajes, y el ridiculo y absurdo final, hacen que la película pierda todo el interés.

Diálogos como el del Marshall Frank Hamer (un cansino y patético Kevin Costner) con el padre de Clyde (Williams Sadler) para justificar el ignominioso final de esta película, o todos los diálogos finales previos a la emboscada, suenan a vergonzosa justificación y desleal traición de la realidad, magníficamente representada en la película de Arthur Penn en 1967, que le da un millón de vueltas a esta patraña.

Puede que Frank Hamer fuese un Marshall muy condecorado, pero esta historia se aleja mucho de la realidad del oscuro y controvertido personaje que ordenó a todos los participantes en la célebre emboscada que vaciaran los cargadores de todas y cada una de sus armas sobre los dos famosos fugitivos, asesinándolos a sangre fría y sin posibilidad de que se rindiesen. Está claro que Bonnie y Clyde no eran unos santos, pero tampoco los mezquinos asesinos que aparecen en este insoportable relato, de igual forma que Frank Hamer y Maney Gault tampoco eran los bonachones y heroicos policías que aparecen en esta farsa.
migfersaav
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