Empieza como comedia y acaba como una crítica ácida a lo que pretendemos ser y no alcanzamos en realidad. Las interpretaciones de los actores son muy creíbles y la historia, de la que esperaba muy poca cosa, se vuelve interesante y no se sabe por donde va a salir. Dan (Jack Black), un fracasado que cae mal a todo el mundo y que pretende ser el número uno, se propone conseguir que venga a la fiesta de reunión de antiguos alumnos del instituto, él que fue el más famoso y juerguista de todos Oliver Lawless (James Marsden), un actor que parece haber conseguido el éxito.

No son pocas las películas que muestran personajes que fueron fantásticos y envidiados en el instituto y que no consiguen nada después, ese punto me gustó especialmente, cuando Marsden dice que su culmen fue el último año de instituto y que ahora no es nada. Y el entregado Dan es capaz de montarse un viaje de negocios a Los Ángeles para conseguir la presencia de un "héroe" que no es nada más que una farsa que fue importante hacía veinte años atrás y nada más. Al final se muestra capaz de todo y con ese "capaz de todo" se adereza la parte final del film. La película es dinámica, tiene buen guión y aunque su final debería haber sido de otra manera, sí que es aceptable. Trata un poco por encima y de manera muy frívola el consumo de cocaína, pero es que bueno... Sí, eso no me gustó. Por lo demás la película es buena y algunos actores como el bondadoso y confiado jefe de Dan, Jeffrey Tambor, y la esposa de éste, Karthryn Hahn hacen interpretaciones muy, muy buenas.

Pasó sin pena ni gloria el film, sin captar muchas atenciones, pero nada de eso, debió de tener mejor suerte. El cine tiene la maravillosa cualidad de evadirnos de la realidad, que es muy triste y patética, y la mejora de una forma estupenda queriendo vivir más para paladear más historias similares. También la literatura tiene esa capacidad y, cualquiera que lea mis críticas reciente se habrá dado cuenta, considero que crear ficción es una de las mayores cualidades que puede crear un ser humano. Nos olvidamos de nuestro problemas y nos sumergimos en un mundo donde todos los buenos triunfan, donde la justicia es justa y donde los personajes son todos hermosos y de cualidades personales magníficas. Sin la ficción, yo axlyerin, no querría vivir. Y este film, si bien nos enseña que no debemos ser lo que no somos y que debemos de amar lo que tenemos y no desear de forma enfermiza lo que no tenemos, me da una nueva lección de lo que mejora una buena ficción la realidad.

Considero que es un buen film para ver con ganas de que te sorprenda y que te sorprenderá seguro porque su guión es diferente y si bien peca de un final muy americanizado y poco real, la verdad es que se disfruta bien y se ve con agrado. Repetiré y me encanta ver como Marsden se mantiene de puta madre después de tantos años.