Aldo Monges lo cantaba en "olvídame muchacha", y la primera entrega de esta trilogía lo inspira en otro modo.

Si la primer película plantea toda la sucesión de idealizaciones que ocurren durante el enamoramiento que a un guionista se le puede ocurrir, esta segunda entrega es mucho más seca, magra en ese sentido. Todo lo que es desilusión, sueños rotos, realidad desabrida, convergen en forma artística en "Antes del Atardecer", planteando al tiempo como hubiese sido el continuar de las vidas de los protagonistas desde un prisma "realista".

No me generó más que un 6, le falta contenido, como que toda la vida, emoción, y aventura que tuvo la primer entrega, son carcomidos por dos personajes cuasi acabados, derribados por la vida, quejándose de todo (y de las relaciones por supuesto), cuando al final de la primera hasta fueron incapaces de intercambiar números de teléfono. Cosas del cine. 6