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Voto de Alfie:
7
7,1
2.218
Drama
El dolor, la culpa y la búsqueda de la felicidad son los ejes de la historia de Frank (Federico Luppi), un campesino de la Patagonia que nunca salió de su pueblo. La muerte de su hija lo llevará hasta Buenos Aires para reencontrarse con su nieta Alina (Antonella Costa). (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se unen para mi gusto en esta película otra vez los dos últimos genios del cine argentino . El grandísimo Federico Luppi y el tristemente desaprecido Eduardo Mignogna. Tras aquel excelente debut con "Sol de Otoño", se vuelven a unir por última vez para traernos esta historia de viejos rencores, relaciones enquistadas en el pasado y de redenciones morales dominadas por unos personajes que van dejando transitar su egoismo inicial para convertirlo en "un nunca es tarde para volver a empezar".
Lenta en su desarrollo y con un ritmo narrativo bastante pausado Mignogna, que se encarga como siempre también del guión, se deja llevar por su alma de poeta e intenta en todo momento mostrarnos a los personajes sin barreras ningunas, desnudos a los ojos del espectador, utilizando para ello muy bien las dotes artísticas de Luppi y Antonella Costa. Se "aprovecha" de ellos embarcándolos en un viaje donde la experiencias son contadas en un tono melancólico que inevitablemente traspasa la pantalla y te hacen imaginar.
Pero sin duda esta es una historia familiar con un giro final que acentua aún más si cabe esta característica. Fank (Federico Luppi) es un hombre de la patagonia argentina y que, tras la muerte de su hija, va hasta Buenos Aires en busca de su nieta Alina (Antonella Costa) a la que querrá aclarar ciertos aspectos de su vida anclados en el pasado y en el olvido. Mezclada con esta vuelta atrás estará el presente de la protagonista marcado por unas relaciones personales no del todo completas y que ayudarán en cierto modo a su acercamiento a Frank. Este encuentro culminará en un final tan sorprendente como esclarecedor y que pone fin a una cinta bastante trabajada tanto en la dirección como en la interpretación.
Para concluir destacar también una bonita música que acompaña perfectamente a esta profunda historia. Bonita y satisfactoria sin duda para aquellos a los que "el viento" traiga esta cinta hasta su puerta.
Lenta en su desarrollo y con un ritmo narrativo bastante pausado Mignogna, que se encarga como siempre también del guión, se deja llevar por su alma de poeta e intenta en todo momento mostrarnos a los personajes sin barreras ningunas, desnudos a los ojos del espectador, utilizando para ello muy bien las dotes artísticas de Luppi y Antonella Costa. Se "aprovecha" de ellos embarcándolos en un viaje donde la experiencias son contadas en un tono melancólico que inevitablemente traspasa la pantalla y te hacen imaginar.
Pero sin duda esta es una historia familiar con un giro final que acentua aún más si cabe esta característica. Fank (Federico Luppi) es un hombre de la patagonia argentina y que, tras la muerte de su hija, va hasta Buenos Aires en busca de su nieta Alina (Antonella Costa) a la que querrá aclarar ciertos aspectos de su vida anclados en el pasado y en el olvido. Mezclada con esta vuelta atrás estará el presente de la protagonista marcado por unas relaciones personales no del todo completas y que ayudarán en cierto modo a su acercamiento a Frank. Este encuentro culminará en un final tan sorprendente como esclarecedor y que pone fin a una cinta bastante trabajada tanto en la dirección como en la interpretación.
Para concluir destacar también una bonita música que acompaña perfectamente a esta profunda historia. Bonita y satisfactoria sin duda para aquellos a los que "el viento" traiga esta cinta hasta su puerta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Bueno pues incidiendo en ese aspecto que me ha encantado de la cinta, la manera en la que los protagonistas cuentan su historias, referirme a un par de ellas donde Frank parece por un momento ser el abuelo de todos y contarnos con ese acento y ese tono experiencias que un algún día a todos nos gustaría contarles a nuestros nietos.
La primera es cuando le cuenta a la amiga de Alina como se lleva a cabo el parto de una oveja y como con sus propias manos es capaz de hacer salir al cordero y sentirlo aún dentro del cuerpo de su madre. Lo cuenta con una claridad y unos gestos admirables que me hizo sentir por momentos como si fuera yo mismo el que lo estuviera realizando. Por otra parte, la anécdota del portero de River con su padre cuando el equipo millonario fue a jugar a su pueblo es de una sencillez y a la vez de una grandiosidad enorme: "saltó al campo después de una atajada magnífica y le dió la mano", (inaudito). "¿Y sabés lo que hizo el portero?...le guiñó un ojo".
La primera es cuando le cuenta a la amiga de Alina como se lleva a cabo el parto de una oveja y como con sus propias manos es capaz de hacer salir al cordero y sentirlo aún dentro del cuerpo de su madre. Lo cuenta con una claridad y unos gestos admirables que me hizo sentir por momentos como si fuera yo mismo el que lo estuviera realizando. Por otra parte, la anécdota del portero de River con su padre cuando el equipo millonario fue a jugar a su pueblo es de una sencillez y a la vez de una grandiosidad enorme: "saltó al campo después de una atajada magnífica y le dió la mano", (inaudito). "¿Y sabés lo que hizo el portero?...le guiñó un ojo".