Ojo (Loco *guiño*): Con lo de repelentes me refiero a la imagen de ellos que se ha proyectado en anteriores películas, porque la verdad es que en los libros a mí los personajes siempre me han gustado. Sin embargo, en las pelis se me hacían un poco insufribles, redichos, a veces tontos, a veces simples, y casi siempre planos. En esta primera última parte eso cambia: los niños han crecido. Menos mal, ya no dan ganas de matar a Hermione cuando va de lista, ni te entran impulsos de estrangular a Ron por decir estupideces, ni te da rabia Harry por tenerse muy creído lo de ser el Elegido, ni van todos por ahí destilando hormonas adolescentes.

Nada de eso sucede porque en esta peli se muestra que los tres lo pasan mal de verdad. Es una cinta bastante angustiosa en ese sentido, desoladora y fría; los personajes vagabundean, tristes y perdidos, tal y como sucede en la novela. Encuentran pistas, pero se sienten impotentes ante algo que los supera. Esta primera parte es un preámbulo de lo que ha de ser, espero, un buen final cinematográfico.

Los fans estamos de enhorabuena, puesto que algunas partes de la película son calcadas a lo que uno imaginó en el libro. Lógicamente, introducen algunos cambios y toman atajos, pero el film es en general bastante detallado y lento (algo que puede no gustar: a mí sí me gustó). Las interpretaciones mejoran notablemente. Si antes destacaban mucho más los secundarios (Snape, Malfoy, Dumbledore, Bellatrix), aquí destacan los tres protagonistas y el resto simplemente los acompaña (aunque Bellatrix siempre lo ha hecho bien y en esta entrega se supera, lo reconozco: esa mujer me da miedo).

Finalmente, y para no ser menos que los compañeros que han escrito críticas, os confirmo que sí, que la fábula de los tres hermanos está muy bien contada: un gran acierto.

Pero cuidado, si no has leído el libro o lo leíste hace tiempo, puede que te pierdas. No basta con haber visto las anteriores películas: para disfrutar de esta hay que ser un verdadero PotterFan.