Llegué tarde al cine a causa de una siesta tardía; tras aparcar no sé dónde ni cómo, compré la entrada a lo loco en una ya inhóspita taquilla; luego no encontraba a mis amigos en la sala (oscuridad absoluta), y cuando los encontré resulta que no me habían guardado sitio (malditos bastardos), así que me tuve que sentar en una esquina junto a una solitaria señora.

Una vez aposentada (y exiliada), y sin previa preparación mental me vi inmersa en la película. Sabía que era post apocalíptica, sabía que era sobre un padre y un hijo, pero no estaba preparada para tal desolación. Porque la peli es eso: una pura desolación. Todo es gris, todo está medio muerto, todo está podrido, inundado, incendiado, hecho trizas. No ves ni un pájaro, ni una ardilla, ni un destello de verdor, porque todo está MUERTO.

Resulta que en casi todas las pelis post apocalípticas te cuentan lo que pasó (que si un virus letal, que si un cataclismo, que si una hecatombe, que si una ola gigante, que si una explosión nuclear, etc.). Aquí apenas te dicen un par de frases para que te hagas una idea muy vaga (tan vaga, que ya ni me acuerdo). Sólo sabes que todo se ha ido a la mierda, y tienes que apechugar con eso, tal y como apechugan los protagonistas, que son dos: el padre y el hijo. Los flash-backs se centran en la historia personal de los protagonistas, nunca en lo que pasó fuera de ese núcleo.

Reconozco que ambos están sublimes, Viggo Mortensen sobre todo. Casi sientes el frío, el hambre, el dolor, la miseria y la soledad que ellos dos sienten. Pero es con el padre con quien uno empatiza de veras; aunque el niño ha crecido en un mundo espantoso, sigue siendo un ser indefenso al que hay que proteger como sea. Y aunque el chico haya crecido entre horrores, no muestra insensibilidad ante cada nueva y espantosa visión que se le ofrece, lo cual es de agradecer.

Para que se hagan una idea, es una especie de versión hardcore de esa peli de Will Smith con su hijo, "En busca de la felicidad", pero mucho más a lo bestia. Obviamente, hago el símil por la relación padre hijo, no por el entorno ni las circunstancias.

A pesar de que me hubiese gustado un poco más de argumento de base (el apocalipsis, su origen, etc.), entiendo que la peli intenta centrarse pura y exclusivamente en la lucha por la supervivencia de ese padre y ese hijo, sin irse por las ramas. Aunque quizá un poco más de interacción con otros personajes (que algunos hay, pero pocos) hubiese enriquecido la trama, sin por ello perder de vista la esencia de esa lucha individual.

Nunca resulta fácil hacer una peli cuyos cimientos sean dos personajes (y a veces uno solo), y pocos actores son capaces de lograrlo sin que uno se duerma: Tom Hanks (Náufrago), Will Smith (en Soy leyenda, por ejemplo, él fue lo único que me gustó; bueno, él y el perro), y ahora añado a Viggo Mortensen a mi pequeña lista.
Por todo ello, la recomiendo, aunque el final no me haya gustado (ver spoiler).