Brutalmente realista y honesta, sin pretensiones ni aspavientos (tan frecuentes como necesarios en el cine), Greengrass consigue transportarte al conflicto haciendote incluso tomar parte del mismo (Brits go home!).

Tanto la ambientación como las interpretaciones tienen una fuerza arrolladora, una sinceridad cruda que te hace pensar si no estaras viendo las noticias en vez de una película.
Todo es "perfecto" en cuanto a realismo se refiere; diálogos, la buena caracterización de personajes totalmente creibles, el uso de la cámara en movimiento, reacciones, etc...

En definitiva una grandísima película sobre un acto deleznable y bochornoso, que no deja indiferente en su visionado y que realmente te hace sentir frustración e impotencia frente a que el poder político, militar o jurídico actuen con tan tremenda insensibilidad y desprecio por la vida humana.

Una joya, una obra maestra del cine contemporaneo y social, cuya fuerza jamás se disipará.