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Voto de FJ García:
9
6,8
33.044
Terror. Fantástico
Una familia americana de clase media se traslada a vivir a un idílico barrio, pero dentro de la casa empiezan a suceder cosas extrañas, fenómenos paranormales para los que no hay explicación posible. (FILMAFFINITY)
22 de marzo de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una muy buena película de terror, algo atípica para su década:
En los 80 el cine de terror fue dominado por los slasher, es decir, películas en las que un grupo de adolescentes calenturientos son asesinados uno por uno. Ejemplos: Viernes 13, Halloween, Pesadilla en Elm Street…
Poltergeist difiere de sus contemporáneas en sus protagonistas y su estructura. Es más una película familiar, si bien no para toda la familia.
Una de las razones por las que digo que la película está construida casi como si estuviera pensada para toda la familia, es que muchos de los sustos parecen dirigidos específicamente a meter miedo a los más pequeños.
La escena inicial nos muestra a una niña de cinco años despertándose por la noche y bajando al salón para tener una extraña conversación con la estática de la televisión.
Quizá da un poquito de mal rollo, pero el tono del siguiente cuarto de hora va en una dirección completamente opuesta. Vemos el día a día de esta feliz familia: El padre, que trabaja en la empresa que construyó la casa en la que viven; la madre, una desenfadada ama de casa que tiene la mente muy abierta; la hija mayor, una adolescente en la edad del pavo, probablemente el personaje menos interesante y en que nos centramos menos; el hijo mediano de 8 años; y por supuesto la hija menor. La música de Jerry Goldsmith es muy tranquila y acogedora. Los problemas que los protagonistas tienen son los que cualquier familia tendría y es muy fácil identificarse con todas las situaciones. Sí, de verdad te sientes como si estuvieras viendo E.T., Liberad a Willy, alguna película de ese estilo.
Al día siguiente ya se empiezan a notar en la casa algunos fenómenos paranormales, como que las sillas se mueven solas. Pero ninguno de los personajes le da demasiada importancia al asunto, pareciera como si los fantasmas fueran en realidad benignos, y la madre más bien ve diversión en ello…
Después del aviso de SPOILERS, un análisis detallado de lo que ocurre a continuación.
En los 80 el cine de terror fue dominado por los slasher, es decir, películas en las que un grupo de adolescentes calenturientos son asesinados uno por uno. Ejemplos: Viernes 13, Halloween, Pesadilla en Elm Street…
Poltergeist difiere de sus contemporáneas en sus protagonistas y su estructura. Es más una película familiar, si bien no para toda la familia.
Una de las razones por las que digo que la película está construida casi como si estuviera pensada para toda la familia, es que muchos de los sustos parecen dirigidos específicamente a meter miedo a los más pequeños.
La escena inicial nos muestra a una niña de cinco años despertándose por la noche y bajando al salón para tener una extraña conversación con la estática de la televisión.
Quizá da un poquito de mal rollo, pero el tono del siguiente cuarto de hora va en una dirección completamente opuesta. Vemos el día a día de esta feliz familia: El padre, que trabaja en la empresa que construyó la casa en la que viven; la madre, una desenfadada ama de casa que tiene la mente muy abierta; la hija mayor, una adolescente en la edad del pavo, probablemente el personaje menos interesante y en que nos centramos menos; el hijo mediano de 8 años; y por supuesto la hija menor. La música de Jerry Goldsmith es muy tranquila y acogedora. Los problemas que los protagonistas tienen son los que cualquier familia tendría y es muy fácil identificarse con todas las situaciones. Sí, de verdad te sientes como si estuvieras viendo E.T., Liberad a Willy, alguna película de ese estilo.
Al día siguiente ya se empiezan a notar en la casa algunos fenómenos paranormales, como que las sillas se mueven solas. Pero ninguno de los personajes le da demasiada importancia al asunto, pareciera como si los fantasmas fueran en realidad benignos, y la madre más bien ve diversión en ello…
Después del aviso de SPOILERS, un análisis detallado de lo que ocurre a continuación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No muere nadie. Hasta en Gremlins, que es otra película que mezcla el cine familiar con el de terror, moría gente, pero aquí nadie.
Pero es esa misma noche cuando el terror comienza de verdad: cuando la niña es succionada por el armario de su cuarto.
El resto de la película es el empeño desesperado de los padres por recuperar a su hija. Contratan a un reducido pero carismático equipo que se especializa en lo paranormal. Y entre susto y susto, ataques de los fantasmas y nuevas experiencias paranormales, aún siempre rodeados por ese sutil aroma a cine familiar, continúa la película.
Al final contratan a una médium con mucho talento y consiguen rescatar a su hija. ¡Es el clímax de la película! La madre se mete dentro del armario que succionó a la niña y consigue salir "por el otro lado", en una secuencia que incluye una enorme cara humana descompuesta que casi hace que el padre se cague en sus pantalones. Tras el rescate la médium declara que la casa es segura ahora, que los fantasmas se han ido.
Miro el reloj y compruebo que ya ha pasado una hora y media, así que la película se ha terminado, ¿verdad? El clímax ya ha tenido lugar y hemos dicho que vivieron felices y comieron perdices, ¿verdad? Pero el filme sigue un poco más. La familia pretende mudarse pero tiene que pasar una última noche en la casa. Ah, me digo a mi mismo, ya veo hacia donde nos llevan. Existen una Poltergeist II y una Poltergeist III, así que evidentemente lo único que le falta es un susto al final que indique que no ha acabado todo. Muchísimas películas de terror lo hacen, ¿verdad?, un susto inesperado de los que te hacen pegar un salto y rápido corte a negro a los créditos.
Pero para mi sorpresa no es eso lo que la película nos da. No es que le queden cerca de un par de minutos para darnos un pequeño susto, sino que aún queda una enorme secuencia de veinte minutos. Y, Dios mío, son los mejores veinte minutos de la película. Sin ningún tipo de explicación, los espíritus vuelven más fuertes que nunca, empiezan a destrozar la casa, se intentan llevar a los niños otra vez, el payaso del principio cobra vida e intenta estrangular al niño, atormentan a la madre haciéndola flotar por el techo y echándola luego a la embarrada piscina que ahora de pronto está llena de esqueletos, el suelo se rompe y surgen ataúdes, arman tanto jaleo que todos los vecinos salen a las calles, farolas y coches se doblan sobre sí mismos y son atraídos por el poder maléfico que hay en aquel hogar, ¡es el infierno en la Tierra! Una enorme, larga y espectacular secuencia donde los encargados de los efectos especiales tiran la casa por la ventana, o más bien la hacen implosionar. Y todo esto sucede después de lo que ha sido el clímax narrativo, la parte en la que rescatan a la hija.
Pero es esa misma noche cuando el terror comienza de verdad: cuando la niña es succionada por el armario de su cuarto.
El resto de la película es el empeño desesperado de los padres por recuperar a su hija. Contratan a un reducido pero carismático equipo que se especializa en lo paranormal. Y entre susto y susto, ataques de los fantasmas y nuevas experiencias paranormales, aún siempre rodeados por ese sutil aroma a cine familiar, continúa la película.
Al final contratan a una médium con mucho talento y consiguen rescatar a su hija. ¡Es el clímax de la película! La madre se mete dentro del armario que succionó a la niña y consigue salir "por el otro lado", en una secuencia que incluye una enorme cara humana descompuesta que casi hace que el padre se cague en sus pantalones. Tras el rescate la médium declara que la casa es segura ahora, que los fantasmas se han ido.
Miro el reloj y compruebo que ya ha pasado una hora y media, así que la película se ha terminado, ¿verdad? El clímax ya ha tenido lugar y hemos dicho que vivieron felices y comieron perdices, ¿verdad? Pero el filme sigue un poco más. La familia pretende mudarse pero tiene que pasar una última noche en la casa. Ah, me digo a mi mismo, ya veo hacia donde nos llevan. Existen una Poltergeist II y una Poltergeist III, así que evidentemente lo único que le falta es un susto al final que indique que no ha acabado todo. Muchísimas películas de terror lo hacen, ¿verdad?, un susto inesperado de los que te hacen pegar un salto y rápido corte a negro a los créditos.
Pero para mi sorpresa no es eso lo que la película nos da. No es que le queden cerca de un par de minutos para darnos un pequeño susto, sino que aún queda una enorme secuencia de veinte minutos. Y, Dios mío, son los mejores veinte minutos de la película. Sin ningún tipo de explicación, los espíritus vuelven más fuertes que nunca, empiezan a destrozar la casa, se intentan llevar a los niños otra vez, el payaso del principio cobra vida e intenta estrangular al niño, atormentan a la madre haciéndola flotar por el techo y echándola luego a la embarrada piscina que ahora de pronto está llena de esqueletos, el suelo se rompe y surgen ataúdes, arman tanto jaleo que todos los vecinos salen a las calles, farolas y coches se doblan sobre sí mismos y son atraídos por el poder maléfico que hay en aquel hogar, ¡es el infierno en la Tierra! Una enorme, larga y espectacular secuencia donde los encargados de los efectos especiales tiran la casa por la ventana, o más bien la hacen implosionar. Y todo esto sucede después de lo que ha sido el clímax narrativo, la parte en la que rescatan a la hija.