Voy a escribir a continuación sobre la segunda temporada de la serie británica de TV "Black Mirror", compuesta por los episodios titulados "Be Right Back", "White Bear" y "The Waldo Moment". Para mí, Charlie Brooker es un guionista que escribe historias muy interesantes, aunque sin llegar a la genialidad. "Dead set: Muerte en directo" (Dead Set, 2008), es el máximo ejemplo, para mí, de la creatividad de Brooker, tal vez porque los zombis siempre dan mucho juego, y las metáforas que posibilitan son muy poderosas. "Black Mirror", por su parte, es una miniserie que explora una ciencia-ficción muy posible, muy cercana, planteando situaciones que aún no son posibles, pero que tal vez lo sean en un futuro cercano. El título de la serie alude al lado oscuro de las pantallas -la del televisor, la del ordenador, la del teléfono móvil, por ejemplo- que todos vemos y en las que todos nos reflejamos, o buscamos nuestro reflejo. Los asuntos que se tratan aquí se sitúan, por tanto, en el punto central de la cultura mundial de principios del siglo XXI.

El primer episodio de esta segunda temporada, "Be Right Back", plantea una situación muy interesante. Todos, o casi todos, a través de los "wasaps" (no sé si se escribe así), los correos electrónicos, los foros, los blogs, los foros sociales como Facebook, Twenti, Twitter, o con páginas web como ésta de Filmaffinity, dejamos cantidad de huellas, datos, palabras, e información, acerca de cómo somos, cómo pensamos, o cómo sentimos. En suma, huellas acerca de cómo vemos el mundo y la vida. Son huellas que, una vez reunidas y ordenadas, sirven, en el mundo planteado en este episodio, para reconstruir a un hombre muerto, hasta tal punto que el hombre recién creado resulta ser, en algunos aspectos, como el sexo, más perfecto que el hombre muerto. El viejo anhelo humano de la resurrección es finalmente cumplido por la Red.