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Voto de Pedro Triguero_Lizana:
6
Ciencia ficción. Drama Adaptación de la BBC de la legendaria obra de George Orwell, en la que el Gran Hermano controla el país por medio de una constante opresión y vigilancia. El amor y el libre pensamiento no existen. Winston Smith trabaja como rectificador de información en los archivos del Ministerio de la Verdad. Su vida se verá seriamente amenazada cuando empieza a tomar conciencia de que sus pensamientos no son tan ortodoxos como exige el Partido. La ... [+]
16 de febrero de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según el texto del folleto que acompaña a la edición española en DVD de este telefilme británico producido por la BBC (y del cual la sinopsis de Filmaffinity copia un poco, todo sea dicho), firmado por una tal "Dra. Zora G", ésta es la mejor versión filmada de la novela de George Orwell; se hizo gracias a un gran despliegue de medios técnicos y artísticos, con un presupuesto de más de 3000 libras esterlinas, un récord para una producción televisiva de entonces, y disfrutó de un gran éxito en sus dos emisiones en directo, en diciembre de 1954.

Pese a que la BBC de 1954 tiró la casa por la ventana para producir este telefilme, visto hoy resulta evidente que su calidad de imagen es deficiente, con una fotografía en blanco y negro tosca y poco trabajada; y además, parece una obra de teatro filmada, por la escasez y pobreza de los decorados y los pocos actores implicados en cada plano. Pese a todo, es un telefilme interesante, tanto por la calidad de las actuaciones, especialmente las de Peter Cushing y Donald Pleasence -dos actores desconocidos por entonces-, como por la historia en sí misma: la manifiesta pobreza de la puesta en escena hace del mundo descrito una distopía aún más opresiva y gris, una pesadilla político-social tan oscura como insoportable, de un pesimismo sin límites.

El guión de Nigel Kneale es una crítica frontal de todos los totalitarismos y del poder omnímodo del Estado dictatorial, y muestra las mentiras, los trucos y las estratagemas de las dictaduras (y de algunas pseudo-democracias): la manipulación de las noticias, la propaganda, los desahogos controlados, la disidencia controlada, la oportuna creación de enemigos a los que odiar, la tortura. A todo eso se une la vigilancia de las cámaras instaladas en los hogares: en esta distopía, la intimidad casi no existe, y el pensamiento, la conciencia de cada persona, son los últimos reductos de la libertad individual, si la hay. Porque lo más terrible es que la inmensa mayoría de esta sociedad de política-ficción está tan integrada que no le importa no tener intimidad o un pensamiento propio: les gusta obedecer. Winston Smith (Cushing) y los demás "rebeldes" son anomalías a destruir o reeducar. No hay esperanza. Esta versión de la novela de Orwell era una negra advertencia para un mundo inmerso en la Guerra Fría.
Pedro Triguero_Lizana
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