El estadounidense Don Siegel rodó entre Inglaterra y Francia un film poco conocido en España, y uno de los menos conocidos de la etapa final de su carrera, mezcla de "thriller" de conspiración, cine policíaco y cine de agentes secretos, siendo además una historia progresivamente retorcida, en la que los buenos parecen malos y los malos parecen buenos.

Michael Caine, aquí un agente del MI6, imita voces, se salta las reglas, viaja en aerodeslizador o "hovercraft" y dispara con metralleta. Donald Pleasence compone un personaje muy metódico, de tintes casi caricaturescos, y aparece un irónico humor británico, por ejemplo cuando se menciona a Sean Connery en los diálogos.

No es una película perfecta, pero desde luego merece ser más conocida, y es muy entretenida.