La centralita del teléfono de emergencias enlaza con la faceta mas positiva de la raza humana, el ayudar a un semejante, a un desconocido, a alguien que desesperado por la situación que vive pide ayuda.

No es un trabajo cotidiano ni mecánico, exige empatía con la persona que está al otro lado de la línea telefónica y buenas dosis de experiencia y profesionalidad para saber atender la llamada de la forma mas adecuada y para poner en movimiento la ayuda requerida de manera inmediata.

Gustav Möller apuesta todo a las emociones que surgen en el espectador con el desarrollo del film, una película especial en la que prescindiendo de diferentes ubicaciones, decorados y un gran elenco de actores, carga todo el peso del celuloide en Jakob Cedergren que consigue transmitir a la perfección los sentimientos que puede llegar a tener un operador de una centralita de emergencias ante un caso extraordinario.