La mujer ante la violencia masculina. Interesante pretensión que se hunde bajo el peso de su falta de rigor argumental y narrativo. Esta película es ejemplo de un buen concepto anulado por un contexto mal desarrollado.

Un comienzo de principiante, con escenas de acción construidas con torpeza (montaje abrupto, fotografía horrenda, encuadres que cortan por la mitad la cara de los actores), da paso a un drama con más sombras que luces; no son todo sombras porque, inexplicable pero afortunadamente, la torpeza de estilo inicial desaparece, lo que ocurre curiosamente (o tal vez no tan curiosamente) cuando el personaje protagonista adquiere más libertad.

Las luces.
La complicidad que se establece entre 2 mujeres: entre el personaje principal y su vecina, entre las 2 actrices que las interpretan. Esta parte tan emotiva tiene un enorme peso en el conjunto y amortigua las malas impresiones del resto.
Olga Kurylenko tiene una fotogenia fascinante, sus facciones son hipnóticas.

Las sombras.
No soy mafioso, pero algunos aspectos y giros de la trama no parecen tener mucha lógica aún vistos desde una perspectiva de ciudadano cumplidor de las normas.
Parece ser (parece porque no se explica) que de la nada y de un día para otro, la protagonista se convierte en una experta asesina sin escrúpulos. Este proceso de conversión debería haber sido descrito porque hubiera preparado el final a lo "Taxi driver" que sin esa preparación queda excesivo y falto de lógica; ese proceso tambíen hubiera explicado las razones que llevan a la protagonista a adquirir escrúpulos sobre las consecuencias de sus acciones.
Abundantes y excesivas simplificaciones de las situaciones, sobre todo de los giros dramáticos que contienen escenas de acción.