He de comenzar esta crítica reconociendo ciertos prejuicios previos antes de ver los dos primeros episodios (o el piloto, como se prefiera), pero en el fondo esperé con una mente abierta y bastante fe, que la nueva andadura de la saga fuese sólida, interesante y sobre todo, continuista, porque si algo quiere un fan de Star Trek es que una serie o película nueva pueda encadenarse con facilidad dentro del Universo ya creado.
Pero nada más lejos de la realidad.
Para empezar, el piloto es un AUTÉNTICO DESASTRE. Carece de guión, no tiene historia, no produce en ningún momento el más mínimo grado de interés que le provoque al espectador, en este caso, un servidor, fascinación o nerviosismo por lo que está sucediendo... o a punto de suceder, y los personajes no están en absoluto desarrollados, por no decir que alguno de ellos es completamente idiota. La historia tiene lugar prácticamente en tiempo real, pero eso no significa que los personajes no puedan desarrollarse. La idea de los flashbacks está bien, presenta muchas posibilidades, pero al final, resulta todo muy escasito y sirve únicamente para explicar algunas actitudes... que no todas.
A lo largo de todo el episodio piloto solo vemos con cierta profundidad cuatro personajes y no es que hagan mucho en realidad. De los demás... nada. No conocemos sus intereses ni cómo han llegado hasta allí. Solo vemos sus rostros. Suponemos que esto es debido a que en realidad, el siguiente episodio no tiene nada que ver con los dos primeros, así que... para qué preocuparse por los que aquí se muestran si muchos de ellos no volverán a aparecer jamás. Así ahorramos tiempo que tenemos que dedicarle a los efectos especiales, puesto que hay que justificar de alguna forma el gasto de dinero.
La capitán, a la sazón, Michelle Yeoh, carece de carisma. En realidad, me recuerda a Genevieve Bujold antes de ser sustituida por Kate Mulgrew. Se ve que en este caso ni siquiera les importó que no llenase la pantalla. Al menos la relación materno-filial con la comandante parece a priori interesante, lo único, en realidad, aunque eso no justifica las continuas faltas de respeto de ésta. ¡Por favor, que estamos en una nave estelar, no en un crucero de amigos! ¿Es que cuando un oficial habla con su capitán no termina con "capitán" o "señora"? ¿Ya no está de moda mostrar respeto por el rango?
Sonequa Martin-Green le imprime carácter a su personaje, pero también incoherencia. Hace lo que quiere cuando quiere. Se comporta como humana, pero ha sido educada como vulcaniana, pero claro, esto no se ve por ningún lado. Su comportamiento es completamente errático, y eso que es la Primer Oficial. Se ve que en la Flota ascienden a cualquiera (eso ya lo vimos en el reboot de Star Trek, en donde James Kirk sube de cadete a capitán en un "plis"). No me resulta creíble su comportamiento sin tener motivo alguno. Se ve que los humanos se ponen nerviosos con nada, y los que han sido criados en Vulcano, más. Esto dice mucho de Sarek y las enseñanzas vulcanianas. Dicen que no valen para nada.
El segundo oficial está para llevar la contraria, lo cual habría estado bien... si en el episodio hubiese sucedido algo más que nada. Es interesante, pero nada más.
En cuanto a los klingons... a ver, ¿alguien se ha molestado en ver como eran en las demás series? ¿Es que les da lo mismo cambiarles el color, el vestuario, e incluso el habla (por favor, los klingons hablan con un poquito más de habilidad, ya los hemos escuchado antes), pero sobre todo, dicen cosas interesantes, no se lanzan a decir que son estupendos durante cincuenta minutos. Los klingons a mí me resultan bastante pesaditos, la verdad, además de inconsistentes en su aspecto.
Por cierto, los klingons NO ENTIERRAN A SUS MUERTOS, un detalle a tener en cuenta para quien le interese.
En cuanto a la ambientación, muy buenos efectos especiales, pero muy mala ambientación en su conjunto, porque en nada se parece a lo que había. El puente, que es prácticamente lo único que vemos de la nave (solo vemos algún pasillo y el calabozo, pero ni una mísera cabina) es demasiado grande. Si la USS ENTERPRISE-D era enorme, y se trataba de la nave insignia, ésta, que tiene 90 años menos, no puede ser mayor. Hay que recordar que en aquellos tiempos, ya tenemos al Capitán Pike y la primera USS ENTERPRISE. Los trajes son consistentes con los que aparecen en Enterprise, eso sí, pero es lo único.
Da la impresión de que ha heredado el estilo visual de la película reboot y que han abandonado los aspectos más interesantes de Star Trek, que eran guiones con dilemas morales y elementos científicos, en favor de una simple batalla de fasers arriba y abajo y personajes vacíos. Los efectos visuales cuestan dinero, pero si se quiere fascinar, tiene que haber una historia detrás.
En definitiva, cualquier otra entrega de la franquicia es mejor, incluyendo Enterprise, que a pesar de sus diferencias y problemas de continuidad, para mi gusto, terminó en una cuarta temporada magnífica y sí que mantenía cierta continuidad con lo visto hasta entonces.
Es posible que la serie mejore, porque con tal de que haya un guión es difícil que empeore, por no decir que Jason Isaacs siempre le da un punto positivo, pero yo me sigo quedando con el simplismo de Voyager, la oscuridad de Espacio Profundo Nueve, la complejidad moral de La Nueva Generación, la ingenuidad de La Serie Original y los buenos intentos de Enterprise, antes de escoger una serie como ésta, vacía, insulsa, y complemente irrespetuosa con lo último que vimos que era en realidad Star Trek: Star Trek Nemesis.
Una pregunta para terminar. ¿Para cuando se dejarán de tantas precuelas y seguirán evolucionando en el universo de Star Trek? Hay muchas cosas nuevas que mostrar en lugar de estropear las que ya están.