Val (Regina Casé) hace varios años que trabaja como mucama con "cama adentro" en la casa paulista del acomodado matrimonio de Bárbara, una diseñadora top (Karine Teles) y Carlos, un ocioso y poco trascendente artista plástico (Lourenco Mutarelli). Completa el grupo familiar el adolescente hijo de ambos, Fabinho (Michel Joelsas), quien tiene una relación muy afectuosa con Val, quien se siente muy cómoda con esa familia. Val tiene una hija en el Nordeste brasileño, a la que hace años que no ve, Jéssica (Camila Márdila), que quedó en contacto con su padre. Con el objeto de ingresar a la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Pablo, Jéssica viaja a San Pablo y se aloja en la casa donde trabaja y vive Val. alterando todo el statu quo del lugar.



Podría decirse que ya hay casi un subgénero de películas sobre o con mucamas, desde Cama adentro (o La señora Beba, de Jorge Gaggero, película que la directora de Una segunda madre afirmó tomar como una de sus referencias) hasta Crímenes de familia (de Sebastián Schindel), pasando por Roma de Alfonso Cuarón y Lina de Lima de María Paz González.

La aparición de Jéssica opera como elemento disruptivo en varios aspectos. Por un lado, cuestiona el internalizado y sumiso nicho social que ocupa y encarna su madre en ese microcosmos hogareño y representa las posibilidades de una clase que por primera vez accede a la educación superior. Precisamente, lo interesante es esa internalización y como se la muestra, contrariando a ciertas miradas que le exigen a este tipo de personajes poco menos que la Revolución de Octubre.

En segundo lugar, opera como un intrusión perturbadora de las relaciones familiares (exagerando, a la manera de Teorema),de ese grupo liderado por Doña Bárbara, dando lugar a algunas situaciones incómodas o tensas, pero siempre tratadas con delicadeza.

Pero acaso el principal tema de la película sea los modos de ejercer la maternidad o las maternidades (y en las películas hay varias) y cómo esos modos están atravesados por cuestiones sociales que llevan en definitiva a su repetición.

La sobria película de Anna Muylaert plantea claramente entonces un tesis, la aparición de su antítesis y una de las síntesis posibles.