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Voto de tiznao:
7
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Drama
Un excéntrico autoestopista que insiste en que es Elvis Presley es recogido por Byron, un joven abrumado por la pérdida de su mujer, al que intenta convencer para que lo lleve a Memphis. Gruman se muestra reacio a aceptar compañía para su viaje, y se niega a aceptar que Elvis sea realmente "El Rey del Rock'n'Roll". Pero poco a poco la irresistible persistencia de éste y una serie de sorprendentes y afortunados acontecimientos, incluido ... [+]
28 de mayo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arranca mostrándonos una escena en el interior de la cabina de un camión en la que vemos al camionero despidiéndose de un compañero de viaje cuya cara se nos muestra oculta por la penumbra de la noche, y agradeciéndole lo reconfortante y terapéutico de su compañía y conversación en relación con algún tipo de dolor que arrastraba del que ahora está convencido ha dejado atrás, para a continuación saltar al interior de un precioso Cadillac convertible del 59 en el que vemos a una enamorada pareja (Johnathon Schaech y Gretchen Mol, ese bellezon deslumbrante del que podemos disfrutar en la última gozada de HBO, "Boardwalk Empire") en la noche de Memphis, haciéndose arrumacos, descuidando la atención de la conducción, y con la aparición de un tren a toda máquina que parece destinado a un fatal accidente, mostrarnos a ese mismo coche tan desvencijado y vencido como el joven enamorado que lo conducía en la escena abruptamente cortada del tren.
Tras esta presentación durante los títulos de crédito iniciales, y la inmediata presentación de la identidad (Harvey Keitel) de ese misterioso acompañante del camionero como un tipo que dice ser, y parece creerlo, Elvis Presley, siendo recogido en autostop hacia Graceland por el joven huraño y evidentemente dolorido cuyo nombre es Byron Gruman, tenemos una muy particular y brillante road movie, en la que a través de una trama sazonada de probable magia y fantasía en el comportamiento de ese tipo que dice ser El Rey, y de cómo influye en la pesarosa vida del abatido joven, asistimos a una serie de dramáticas y a la vez divertidas, y emotivas y entretenidas serie de situaciones por las que la Byron va avanzando en cuanto a amistad y confianza en ese extravagante tipo que parece tener algún tipo de don que le hermana con el mismísimo Elvis Presley.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
Tras esta presentación durante los títulos de crédito iniciales, y la inmediata presentación de la identidad (Harvey Keitel) de ese misterioso acompañante del camionero como un tipo que dice ser, y parece creerlo, Elvis Presley, siendo recogido en autostop hacia Graceland por el joven huraño y evidentemente dolorido cuyo nombre es Byron Gruman, tenemos una muy particular y brillante road movie, en la que a través de una trama sazonada de probable magia y fantasía en el comportamiento de ese tipo que dice ser El Rey, y de cómo influye en la pesarosa vida del abatido joven, asistimos a una serie de dramáticas y a la vez divertidas, y emotivas y entretenidas serie de situaciones por las que la Byron va avanzando en cuanto a amistad y confianza en ese extravagante tipo que parece tener algún tipo de don que le hermana con el mismísimo Elvis Presley.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Súmese a la trama de redención, amistad, y conocimiento de uno mismo que supone la relación entre la extraña pareja, la aparición de una guapa imitadora de Marilyn Monroe (la guapa y siempre interesante Bridget Fonda, lamentablemente ausente de las pantallas desde su matrimonio en 2003 con el burtoniano compositor Danny Elfman) aportando un suave y enternecedor toque romántico, resultonas y divertidas sucintas escenas con imitadores de estrellas muertas de por medio (Bogart, Sammy Davis Jr, Mae West, Judy Garland, y Clark Gable), el hecho de ser la primera película en la que se rueda entre los muros de la mansión Graceland, el brillante trabajo del gran Harvey Keitel en uno de esos buenos papeles alejados de las tonterías alimenticias en las que últimamente se embarca con más frecuencia de la que a mi juicio debería, una banda sonora de muchísimos quilates (atención a la divertida y sentida interpretación de "Suspicius Mind" por Harvey Keitel, y la voluntariosa versión de "You'd Be Surprised" a cargo de Bridget Fonda), y lo adecuado con el espíritu y atmósfera de lo visto de su optimista, bien engarzado y mágico final, y a mi juicio estamos ante una de esas modestas producciones que merece la pena visionar.