A Brad Pitt, le pasa algo parecido a lo que le sucede a David Beckham, que siendo magníficos profesionales en lo suyo, la mayoría de las veces su trabajo queda injustamente banalizado o encumbrado, (debido a la estupidez de una sociedad que, unos por pleitesía, y otros por rechazo o vaya usted a saber que, entran en el juego), afectando seriamente a la empresa en la que se impliquen. Sirva este preámbulo, para apoyar mi opinión, de que pese a encontrarnos ante una buena película, de un magnifico director, no es ni mucho menos la obra maestra que nos pretenden vender, quedándose en eso, una buena película, más o menos original, que en ocasiones parece un compendio de publirreportajes, ora de una empresa de pompas fúnebres, ora de la asociación de residencias para la tercera edad, o de algún tipo de secta, predicadora de lo sublime y reparador que es, aceptar las perdidas con el que el de la guadaña va reduciendo nuestro circulo, (tanto familiar, como social). Tilda Swinton, como de costumbre, lo mejor de la función y el tándem Brad Pitt/Cate Blanchett, en su línea, (me remito, sobre todo en el caso del primero, a lo anteriormente opinado).