Esta crítica no la voy a hacer para hacer apología de "La Ventana Indiscreta", ni para compararla con la película que le referencia, porque el término honra me parece tan excesivo como la duración del metraje para ponerla en tal parangón.
Gran parte de la crítica profesional ensalza esta obra simplemente por sus variopintas referencias a películas de terror y suspense, pero... ¿con eso basta? ¡Yo también quiero hacerme de oro referenciando cosas!
En un plano formal, lo mejor de la película es Amy Adams. Su actuación vale oro, pero los demás elementos del filme no le llegan ni a la suela de los zapatos. Gracias a ella, su angustia te mantiene petrificado en el asiento con ella, a través de la ventana, para transmitirnos tanto su mirada curiosa como más tarde la sensación de impotencia de no poder salir de su propia casa por la agorafobia que padece.
Por otro lado, el guion o la base de cualquier película, aunque en los últimos tiempos sea en lo que menos se invierta, hace aguas por todos lados. A excepción del personaje de Amy Adams, tanto la familia a la que espía como los propios policías me parecen construcciones psicológicas ridículas, sin quedar claro quién es quién y manipulando al espectador, teniendo como mayor fundamento la casualidad.
Tampoco me queda claro el tono que pretendía adoptar esta película. A veces da la sensación de que estabas viendo un thriller, otras una de terror con sus constantes subidas de volumen con alguna escena gore, hasta terminar en el drama, provocando que el ritmo narrativo tengas diversas variaciones a lo largo de la película y, como espectador, acabes frustrado por no haber exprimido al máximo ninguna de sus variantes.
En conclusión, es una película que con los años acabará destinada en las profundas aguas de la hemeroteca.