Ultima película del que fuera un veradero genio del cine, aunque en realidad estaba concebida como una trilogía, pero que por diversos motivos se tuvo que realizar en dos partes.

Esta película iba a seguir las líneas de su anterior película, Alexander Nevsky. Es decir, la intención del film era exaltar la figura de un líder histórico, Ivan el Terrible, con la inteción de compararlo con el actual líder que regía los destinos de la Unión Soviética (antes Rusia).

Sin embargo, Eisenstein, ya prácticamente caído en desgracia por el gobierno soviético, realizó un film que, demostrando su maestría en la puesta en escena y el montaje, pero esta vez con un gran fasto, llena de majestuosidad e incluso de un sobrecargado barroquismo, en la que nos presenta a un personaje el cual desde su entronización con apenas 17 años tiene que hacer frente a todo tipo de conjuras, incluidas la de sus familiares que pretenden hacerse con el poder.

De hecho el tema principal del film es justamente el ansia de poder, y como afecta a todos los que se acercan a él. A medida que avanza el film, el gesto del zar se va volviendo más y más adusto y desconfiado siempre pendiente de cualquier traición que puedan cometer cuantos le rodean. Eisenstein va oscureciendo paulatinamente el film a medida que avanza el metraje, llegando a ser capaz de mostrar externamente el mundo interior de su protagonista. Un film terriblemente bueno y lamentablemente casi olvidado hoy en día. Va siendo hora de recuperarlo.