La trillada carrera de Sylvester Stallone, una vez agotados los rambos y los rockys, intentaba adaptarse a los nuevos tiempos de los años 90, buscando historias donde su "trabajado" físico pudiera encajar.

Una de ellas fue esta película, dirigida por Richard Donner, donde se mezcla la acción y el "thriller", aunque en realidad el film explota el enfrentamiento entre un veterano asesino a sueldo (interpretado por el propio Sly) y un aspirante a ocupar su trono (interpretado por Antonio Banderas). Entre medio de ellos Julianne Moore, en una trama más bien poco trabajada, ya que lo importante es mostrar unas cuantas persecuciones, explosiones, tiros y demás.

El principal problema es que no nos creemos que la inexpresividad de Stallone en esta película corresponde a la de un tipo veterano, experto que ha vivido mucho. Por su parte Banderas, aunque sobreactuado en exceso, demuestra tener mejores dotes interpretativas que él, llegándole a robarle no sólo planos sino incluso protagonismo en el film.

No se puede hablar de duelo interpretativo, porque para que eso suceda debería haber dos actores y no uno sólo. Julianne Moore simplemente acompaña al bueno de la película, sin hacer excesivos alardes. En resúmen un producto de consumo y olvido inmediato.