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Voto de manulynk:
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Cine negro. Intriga
Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paradójicamente, tras la victoria en la guerra, se abre un período de cierto desencanto entre los vencedores. Una vez apagados los desfiles triunfalistas es el momento de contar las bajas, los heridos, de reconstrucción (tanto físicas como materiales), y además, la división del mundo en dos peligrosos (y nucleares) bloques deja la sensación que esto no ha hecho más que comenzar.
Todo esto tuvo su reflejo en todos los aspectos de la sociedad, y cómo no también en el cine. Si bien en los años 30 ya habían empezado a aparecer proliferar temas parecidos, mayoritariamente desde películas de bajo presupuesto (también llamado “cine de serie B”), será en la década de los 40 cuando las pantallas se empezarán a llenar de personajes “oscuros”, criminales planeando robos, políticos y fuerzas del orden corruptos, y ambiguos detectives privados que convierten aspectos tan sagrados como el respeto de la ley o el bien y el mal en una línea más bien borrosa. Muchas de esas historias se nutren de una abundante literatura surgida grácias a los llamados “pulp” (revistas baratas) que en los años 30 tuvieron un enorme éxito. Al conjunto de las temáticas detectivescas se las englobó bajo el nombre de “novela negra”, y de ahí que al genero cinematográfico que se basó en dichas novelas se le llamó “cine negro”.
Basada en la novela de uno de los principales escritores de novela negra, Raymond Chandler (de quien ya se había adaptado un año antes otra de sus novelas, “Adiós Muñeca”), el realizador Howard Hawks fue el encargado de ofrecernos una historia que tiene como punto central a una de las principales figuras de la novela y el cine negro: el detective privado. Si bien, hoy en día este personaje está presente en nuestra sociedad de forma permanente y aceptada (aunque con las mismas connotaciones negativas de siempre), en los años 30/40 su importancia tiene mucho más que ver como el reflejo de una sociedad desencantada, sobretodo con sus instituciones más sagradas. La presencia de este tipo de personajes (a pesar que su existencia es bastante más lejana en el tiempo), en el contexto en el que hablamos, tiene mucho que ver con la incapacidad de las fuerzas públicas de mantener un orden alterado permanentemente en los años 30 debido a la miseria generalizada que provocó la Gran Depresión. De alguna forma, la presencia, y creciente importancia, de estos tipos, que se mueven a su antojo en los límites de la frontera que marca la ley, era una bofetada a los políticos y fuerzas de la ley, incapaces de contener crímenes y delitos, en cierto modo también debido a que no eran precisamente instituciones “límpias”.
Philip Marlowe es uno de los principales exponentes de esa nueva raza de detectives privados que proliferaron en los años 40/50, y es el protagonista de este film, genialmente interpretado por Humphrey Bogart. De hecho, toda la trama gira alrededor de este personaje.
(sigue)
Todo esto tuvo su reflejo en todos los aspectos de la sociedad, y cómo no también en el cine. Si bien en los años 30 ya habían empezado a aparecer proliferar temas parecidos, mayoritariamente desde películas de bajo presupuesto (también llamado “cine de serie B”), será en la década de los 40 cuando las pantallas se empezarán a llenar de personajes “oscuros”, criminales planeando robos, políticos y fuerzas del orden corruptos, y ambiguos detectives privados que convierten aspectos tan sagrados como el respeto de la ley o el bien y el mal en una línea más bien borrosa. Muchas de esas historias se nutren de una abundante literatura surgida grácias a los llamados “pulp” (revistas baratas) que en los años 30 tuvieron un enorme éxito. Al conjunto de las temáticas detectivescas se las englobó bajo el nombre de “novela negra”, y de ahí que al genero cinematográfico que se basó en dichas novelas se le llamó “cine negro”.
Basada en la novela de uno de los principales escritores de novela negra, Raymond Chandler (de quien ya se había adaptado un año antes otra de sus novelas, “Adiós Muñeca”), el realizador Howard Hawks fue el encargado de ofrecernos una historia que tiene como punto central a una de las principales figuras de la novela y el cine negro: el detective privado. Si bien, hoy en día este personaje está presente en nuestra sociedad de forma permanente y aceptada (aunque con las mismas connotaciones negativas de siempre), en los años 30/40 su importancia tiene mucho más que ver como el reflejo de una sociedad desencantada, sobretodo con sus instituciones más sagradas. La presencia de este tipo de personajes (a pesar que su existencia es bastante más lejana en el tiempo), en el contexto en el que hablamos, tiene mucho que ver con la incapacidad de las fuerzas públicas de mantener un orden alterado permanentemente en los años 30 debido a la miseria generalizada que provocó la Gran Depresión. De alguna forma, la presencia, y creciente importancia, de estos tipos, que se mueven a su antojo en los límites de la frontera que marca la ley, era una bofetada a los políticos y fuerzas de la ley, incapaces de contener crímenes y delitos, en cierto modo también debido a que no eran precisamente instituciones “límpias”.
Philip Marlowe es uno de los principales exponentes de esa nueva raza de detectives privados que proliferaron en los años 40/50, y es el protagonista de este film, genialmente interpretado por Humphrey Bogart. De hecho, toda la trama gira alrededor de este personaje.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Una trama que por cierto es excesivamente compleja debido a la oscura red de relaciones que existe entre los personajes que giran alrededor de la misma, y que sólo la persistencia del detective le hará llegar hasta el fondo. Si bien, el inicio parace simple al inicio del film, cuando Marlowe acude a la (decadente) residencia del General Sternwood para ayudarle con un caso de soborno contra una de sus díscolas hijas y que requiere de la máxima discreción, las cosas no van ser sencillas. Y es que no todo es lo que parece en el universo urdido por Chandler y magistralmente llevado a la pantalla por Hawks.
Bajo la complejidad de una trama puramente detectivesca (aunque no explicada al uso) subyace una mirada nada complaciente sobre el mundo inmediato que rodea a Marlowe-Bogart. Empezando por su propio cliente, el general Sternwood la pura imagen de la decadencia de una clase social a punto de desaparecer, y cuyas descendientes no tienen otra ocupación que la de meterse en problemas. Siguiendo por una serie de personajes bajo cuya apariencia respetable esconden negocios turbios, y además interrelacionados entre sí. Y ya no hablemos de la policía, cuyo papel en este film es el de ir recogiendo el rastro de cadáveres que va dejando a su paso la investigación de Marlowe.
Otro de los elementos a destacar de este magnífico film es el excelente guión acreditado por William Faulkner, Leigh Brackett y Jules Furthman quienes a pesar (o gracias, según se mire) de tener un buen punto de partida en la novela de Chandler, consiguieron aligerarlo considerablemente, hacerlo mucho más ágil, prescindiendo de la voz en off (algo que hubiera sido lógico teniendo en cuenta que la novela está contada en primera persona) y sobretodo afilar aún más si cabe los excelentes diálogos del film. El trabajo conjunto de todos los guionistas consiguió romper la creencia popular que de grandes libros no suelen salir grandes películas.
Por último habría que destacar la soberbia interpretación de Bogart, y sobretodo su excelente química con Lauren Bacall. Cuando ambos aparecen juntos ante la cámara, el film sube enteros por momentos. Pero sería injusto olvidarnos de los excelentes secundarios que aparecen en el film (John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Regis Toomey, Elisha Cook Jr., Peggy Knudsen), cuyas breves apariciones enriquecen todavía más este gran film.
Llama la atención como Howard Hawks buscó una ambientación propia en este film, intentando alejarse de lo que fue la línea habitual de picados, contrapicados, y la recreación de cierta atmósfera muy deudora del cine impresionista alemán. Evidentemente, en este film predominan las secuencias nocturnas, con lo que el juego de luces y sombras es importante, pero el realizador nos ofrece un enfoque no tan rebuscado y no por ello menos efectivo.
Todo esto explica la fascinanción de un film que, una vez dentro, lo de menos acaba siendo la resolución de los crímines.
Bajo la complejidad de una trama puramente detectivesca (aunque no explicada al uso) subyace una mirada nada complaciente sobre el mundo inmediato que rodea a Marlowe-Bogart. Empezando por su propio cliente, el general Sternwood la pura imagen de la decadencia de una clase social a punto de desaparecer, y cuyas descendientes no tienen otra ocupación que la de meterse en problemas. Siguiendo por una serie de personajes bajo cuya apariencia respetable esconden negocios turbios, y además interrelacionados entre sí. Y ya no hablemos de la policía, cuyo papel en este film es el de ir recogiendo el rastro de cadáveres que va dejando a su paso la investigación de Marlowe.
Otro de los elementos a destacar de este magnífico film es el excelente guión acreditado por William Faulkner, Leigh Brackett y Jules Furthman quienes a pesar (o gracias, según se mire) de tener un buen punto de partida en la novela de Chandler, consiguieron aligerarlo considerablemente, hacerlo mucho más ágil, prescindiendo de la voz en off (algo que hubiera sido lógico teniendo en cuenta que la novela está contada en primera persona) y sobretodo afilar aún más si cabe los excelentes diálogos del film. El trabajo conjunto de todos los guionistas consiguió romper la creencia popular que de grandes libros no suelen salir grandes películas.
Por último habría que destacar la soberbia interpretación de Bogart, y sobretodo su excelente química con Lauren Bacall. Cuando ambos aparecen juntos ante la cámara, el film sube enteros por momentos. Pero sería injusto olvidarnos de los excelentes secundarios que aparecen en el film (John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Regis Toomey, Elisha Cook Jr., Peggy Knudsen), cuyas breves apariciones enriquecen todavía más este gran film.
Llama la atención como Howard Hawks buscó una ambientación propia en este film, intentando alejarse de lo que fue la línea habitual de picados, contrapicados, y la recreación de cierta atmósfera muy deudora del cine impresionista alemán. Evidentemente, en este film predominan las secuencias nocturnas, con lo que el juego de luces y sombras es importante, pero el realizador nos ofrece un enfoque no tan rebuscado y no por ello menos efectivo.
Todo esto explica la fascinanción de un film que, una vez dentro, lo de menos acaba siendo la resolución de los crímines.