Posiblemente la participación de Liam Neeson en los últimos años en la saga de "Venganza" controlada por Luc Besson, unido a las dos colaboraciones realizadas hasta la fecha con el realizador Jaume Collet-Serra, nos haga pensar que estamos ante un nuevo film de acción. Incluso el prólogo del film parece alimentar esta idea. Sin embargo, muy pronto nos damos cuenta que más que un "actioner", su realizador, Scott Frank, pretende ofrecernos un "thriller" con aires de novela negra.

Neeson, protagonista absoluto de la historia, encarna a Matt Scudder un detective privado, cuya vida quedó marcada por un hecho trágico ocurrido cuando era un policía con tendencia a la bebida, lo que le llevó a retirarse y posteriormente a dejar el alcohol. Al salir de una de las reuniones de alcohólicos anónimos, recibe un encargo de Kristo (Dan Stevens) un traficante de drogas al que acaban de matar brutalmente a su mujer, pese a sus reticencias, Scudder encontrará que tras este crimen se esconden unos peligrosos "serial-killers" que se dedican a hacer daño a los seres queridos de los traficantes, lo que hace que veamos a estos mafiosos desde otro punto de vista que les hace más humanos.

Al margen de un protagonista central que bien podría semejarse a los famosos detectives creados por Hammet o Chandler (alguna referencia hay en el film), sobre todo en su pose desencantada pero trata de mantener sus principios, destaca la ambientación y la una fotografía de tonos apagados, casi tirando a grises con cierto predominio de las imágenes nocturnas sobre las diurnas. El realizador consigue trasladar cierta ambigüedad, en especial en el retrato de los traficantes, mucho más que en el del protagonista. Éstos son mostrados como amantes maridos y padres, lo que contrasta con una actividad que llega destrozar familias e incluso vidas. Por su parte Cudder, puede aparentar cierta ambigüedad moral, pero en realidad lo que su fachada esconde es a una persona (auto)torturada por el sentimiento de culpabilidad por unos hechos sucedidos años atrás con los que carga su culpa aunque lejos de llegar al autocompadecimiento.

Frank construye una sólida historia, que no pierde el interés desde prácticamente el primer minuto y si le sobra algo, son determinados insertos bastante gratuitos e innecesarios. El film tiene mucho más de "thriller" que de acción, por lo que se mantiene un ritmo lento constante, que acompaña al protagonista en sus pesquisas, aunque también hay que reconocer que no es precisamente una trama especialmente embrollada, a diferencia de las referencias a la novela negra antes citadas, ni tampoco hay una voluntad crítica que siempre rodeaba los escritos de Hammet o Chandler. Scott Frank se centra más en los personajes y sobre todo en el de su protagonista excelentemente interpretado por Liam Neeson. No por ello, hay que desmerecer un film eficiente y efectivo que huye voluntariamente del efectismo.