Basado en un guión de Billy Wilder y Charles Brackett, y dirigido a la perfección por Howard Hawks, la historia, en clave de comedia, nos explica como un grupo de viejos y enclaustrados profesores, ven como cambia su vida al salir uno de ellos a la calle a aprender la jerga que se habla fuera de los libros.

La película tiene un inicio fulgurante, al más puro estilo de la “screwall comedy”. De hecho como los propios autores del guión confesaron en su momento, la historia viene a ser la historia adulta de “Blancanieves y los siete enanitos”. Por supuesto con las debidas dosis de cinismo y comedia agridulce. De hecho, uno de los temas a discutir del film es la autoría. Ya que pese a la impecable realización de Hawks, responsable de el tono y la temática es mucho más propia del tándem Wilder/Brackett y sus excelentes y afilados diálogos se llevan buena parte del mérito del film.

El film se base en el contraste que supone una vida prácticamente monástica que llevan los estudiosos encabezados por el profesor Bertram Potts (Gary Cooper), cuando entra en su espacio vital Sugarpuss O'Shea (Barbara Stanwyck) y sus problemas, de los cuales acaba haciendo partícipes a los profesores. Por este motivo, se hace mucho más interesante, y jocoso el inicio del film hasta su primer tramo, en el que la lenguaraz Sugarpuss solivianta los profesores, y sobre todo al profesor Bertram, jugando además con el enfrentamiento entre teoría y práctica. Puede ser que los profesores recluidos sean los tipos más inteligentes del mundo, pero en la vida real no durarían nada. Sugarpuss es una experta superviviente, que tiene que enseñar a tan doctos compañeros de viajes más de lo que parece.

Toco esto con la excelente compañía del gran Gary Cooper, haciendo simplón, aunque superado por la Stanwyck mucho más hecha a papeles de mujer de mundo. Además no hay que olvidar la presencia de Dana Andrews y Dan Duryea, que le dan un contrapundo negro al film en su último tramo. Quizás la segunda mitad sea mucho menos cómica y más cercana al cine negro, y es aquí donde Hawks toma definitivamente el timón del film para conducirlo a buen puerto.

Quizás no esté entre las mejores películas del cine, pero sin lugar a dudas es un buen exponente de la calidad cinematográfica que existía en los años 40. Excelente guión, excelente realización, buenas interpretaciones, y todo ello en 90 minutos.