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España España · Barcelona
Voto de manulynk:
10
Comedia Época de la Guerra Fría. C.R. MacNamara, representante de una multinacional de refrescos en Berlín Occidental, hace tiempo que proyecta introducir su marca en la URSS. Sin embargo, en contra de sus deseos, lo que su jefe le encarga es cuidar de su hija Scarlett, que está a punto de llegar a Berlín. Se trata de una díscola y alocada joven de dieciocho años, que ya ha estado prometida cuatro veces. Pero lo peor es que, eludiendo la ... [+]
1 de mayo de 2008
14 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Billy Wilder volvía a sus orígenes para contarnos una historia en clave de comedía ácida como sólo él sabía hacerlo. Ya el título es una declaración de principios. "Uno, dos, tres", representaba la forma enérgica que tienen los jefes de dirigir las empresas (uno esto, dos, aquello, tres lo otro....), y el film es el reflejo enérgico de ese tipo de órdenes. El film empieza en Berlin, prácticamente después de la II Guerra Mundial, donde James Cagney interpreta a un ambicioso directivo de la famosa empresa Coca-Cola, que ve su destino como un castigo, y que como cualquier tipo ambicioso que se precie aspira a un puesto mejor. Sin embargo, la díscola hija del jefe de la compañía lo puede hechar todo a rodar cuando se enamora de un joven e idealista comunista.

Como en todas las películas de Wilder, el sólido guión es la base sobre la cual se articula toda la película, manteniendo un ritmo frenético durante todo el metraje que va "in crescendo" hasta un final de vértigo que empieza cuando el joven deja embarazada a la hija del mandamás el cual está a punto de llegar a Berlín.

Aunque el film tiene un claro tono de comedia, subyace por debajo esa acidez y ese humor corrosivo que caracterizaron a Wilder. El trasfondo es una visión de los dos mundos contrapuestos que iban a dividir el planeta en aquello que se llamó "el telón de acero". No hay nada que represente al capitalismo que la Coca-Cola. Tanto la hija del jefe es como el joven comunista, son dos símbolos del capitalimo y del socialismo, ambos jóvenes e inocentes que se dejan seducir por las aparentes bondades de ambos sistemas económicos. Y al mismo tiempo manipular. Aquí es donde entra el ambicioso personaje de James Cagney el cual no duda en hacer lo que sea por evitar el escandalo que su jefe se entere que su hija se ha enamorado de un comunista (aunque explicado en clave de comedia), para posteriormente arreglarlo y maquillarlo todo para quedar bien y conseguir ese ansiado traslado.

Tras las risas y carcajadas de las situaciones, se esconde un análisis preciso de ambos sistemas económicos, y el hecho que al final el joven comunista acabe en el lado capitalista no es más que lógica conclusión del enfrentamiento entre capitalismo y comunismo. Algo que ya Wilder nos mostró varías décadas antes de que sucediera. Evidentemente, la sociedad de consumo ofrece muchas más posibilidades que la restrictiva (e idealista) sociedad comunista. Y conste que Wilder no hace apología del capitalismo, ya que esto es asumido con una cierta amargura por el cineasta. El último fotograma (que no voy desvelar) lo deja bien claro.

Excelentes interpretaciones (impresionante Cagney en un registro alejado de los arquetipos que había interpretado), excelente guión y excelente dirección. Wilder nos ofrece otra de sus grandes comedias, no tan famosa como otras a la misma altura.

Una película que se podría mostrar en los colegios cuando tocase explicar el capitalismo y el socialismo.
manulynk
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