Para los que nos enfrentábamos a Saw con los prejuicios generados por sus secuelas X, el torture porn en el que siempre se las incluye, y el poco gusto general por el género del terror, Saw, la primera, la original, supone una más que agradable sorpresa.
Y ésto es así porque, partiendo de una idea ya explorada por Seven (asesino en serie que escoge a sus víctimas en base a sus teóricos pecados), James Wan, con el guión en la mano (o las vísceras), filma un excelente thriller de terror... sí, terror, pero terror mucho más psicológico que gore, aunque tenga un buen puñado de escenas desagradables. La premisa no puede ser más sencilla. Dos hombres encerrados en un baño y sometidos al sádico juego de un psicópata. Pero precisamente ahí reside su efectividad. La narración va directa al grano, no pierde el tiempo, y es visceral como lo que se nos cuenta en la pantalla. No hay trampa ni cartón, más allá de las sorpresas de la trama, y ahí reside su calidad. Igual de efectiva resulta la puesta en escena de Wan. La película podría ser una obra de teatro, con esa escasez de escenarios, pero además Wan filma de tal forma que la cámara acentúa permanentemente la sensación de agobio y encierro de Adam y Lawrence. Realmente, es un elemento más del suspense y la tensión asfixiante de la que está impregnada la película.
Y la otra gran sorpresa es la recuperación para el cine comercial de Cary Elwes. El añorado héroe romántico de La Princesa Prometida y Lady Jane se marca aquí un tour de force que demuestra que tiene talento para mucho, muchísimo más de lo que ha hecho en las últimas décadas. El sentimiento que expresan sus ojos, sobre todo en el final (¡qué final, Dios mío! ¡Qué final!) es digno de todos los halagos.
En definitiva, una película que no es perfecta, pero sí excelente, y supuso un soplo de aire fresco que debería darse más a menudo.

Lo mejor: El guión, que sin ser una maravilla mundial, triunfa completamente en su propósito de atosigar, aterrorizar y hacer sufrir al espectador. Y la interpretación de Cary Elwes (sin menospreciar el trabajo de Leigh Whannell... también guionista de la cinta)
Lo peor: La acción pierde mucho interés en las escenas del último acto que tienen lugar fuera del baño.