Paddington, la primera, tenía una tara. A pesar de ser una cinta correcta y encantadora, perdía demasiado tiempo en la presentación de personajes y ambientes, y cuando quería ponerse a tope con la aventura, ya apenas quedaba tiempo.
Esta secuela no sólo es más encantadora todavía si cabe, sino que además es muy superior en general a su predecesora, en todos los aspectos. Son raros los casos en que una secuela supera a su hermana mayor, pero este es uno de ellos.
Paddington 2 es una aventura desde el primer minutos, esta vez sí, pues ya conocemos a los personajes y no hay que perder tiempo en presentarlos al espectador. Además, dura apenas 95 minutos, lo que sin duda es una ventaja. Cuántas películas terminan por estropear sus resultados por la absurda manía de meter minutos extra al metraje. Paddington va al grano, no se extiende en demasía y aprovecha su hora y media para poner en pantalla una de las cintas familiares más encantadoras y entretenidas que hemos visto en mucho tiempo. No se pierdan secuencias como la final en el tren, o la persecución que Paddington lleva a cabo del ladrón, o la huida de cierto sitio (no diremos cuál para no hacer spoiler). Son secuencias maravillosamente hechas, bien rodadas por Paul King, y sobre todo muy muy entretenidas y divertidas.
Entre los actores, que son la flor y la nata de la interpretación británica, por cierto (Julie Walters, Sally Hawkins, Hugh Bonneville, Noah Taylor, Jim Broadbent, Brendan Gleeson... todos sobresalientes), destaca sin duda un Hugh Grant que hacía años que no estaba tan bien. su interpretación es hilarante, medida, nada exagerada (con lo fácil que era pasarse en el personaje que tiene) y también bastante paródica o incluso autoparódica de algunos personajes interpretados por él mismo en el pasado. Es sencillamente uno de los mejores villanos de los últimos tiempos, divertido, con cierta ternura y momentos de brillantez a su servicio, como el descacharrante y fabuloso número musical que tiene durante los títulos de crédito. Hawkins, Walters y Broadbent también sobresalen especialmente con interpretaciones llenas de cariño y entrañable carácter.
En definitiva, una encantadora y excelente película de aventuras y humor para toda la familia, que se queda en la memoria y el corazón gracias sobre todo al oso Paddington, a quien pone voz de forma excelsa Ben Whishaw. Un personaje realmente simpático, adorable y perfecto para hacernos pasar un buen rato, a los niños y los no tan niños.

Lo mejor: Su encanto, su entretenimiento, el oso Paddington y la interpretación de Hugh Grant, a la cabeza de un excepcional equipo de intérpretes británicos..
Lo peor: Su segunda media hora, una vez Paddington cambia de residencia (digámoslo así), baja un poquito el ritmo y el interés.