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Voto de Sibila de Delfos:
8
Drama Biopic sobre el músico y compositor Brian Wilson, fundador de los Beach Boys, sobre su influencia en la música, y sus problemas nerviosos que propiciaron su relación con el controvertido terapeuta Dr. Eugene Landy. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Love & Mercy es una de esas películas a las que es muy difícil sacar defectos. Puede que no sea una obra maestra y no deje sensación en el espectador de ser una de las mejores películas que jamás haya visto (va a ser que no), pero es tan correcta, tan amable, tan especial y está tan llena de buenísimos actores que cuesta mucho no disfrutarla como se merece.
Se sea o no fan de los Beach Boys, no cabe duda de que la música popular no sería la misma sin la influencia de esta banda que se ha convertido casi en sinónimo del buen rollo, el surf y las playas californianas, todo ello hecho música. Y decir Beach Boys es decir Brian Wilson, uno de los mayores genios por excelencia de la música pop, de incalculable influencia ya no solo en dicho arte sino en toda la cultura popular desde los 60 hasta ahora. Sobre él versa Love & Mercy, y la mayor virtud de la película es precisamente que no es un biopic al uso. No se extiende eternamente en su metraje (defecto bastante habitual de las biografías fílmicas) contando toda la vida entera del personaje al que pretende homenajear, no hace sangre con las sombras del personaje y, lo que es más importante, no es una cinta pensada solo con los fans de Wilson en mente. Bill Pohlad comprende que el cine es ante todo entretenimiento, y como tal ha filmado una película que se pasa en un suspiro y no reniega de la comercialidad. Es entretenida, emotiva (todas las escenas que detallan la grabación de la celebérrima "God only knows", o cuando Brian defiende el tema ante las reticencias de su padre), romántica (los segmentos de John Cusack y Elizabeth Banks, que detallan la relación entre Wilson y su segunda esposa) y tiene un algo que no se puede explicar con palabras pero que cualquier melómano reconocerá. O quizás sí podemos explicarlo con palabras... Love & Mercy es vitalidad pura, es música con todas sus letras, y un canto al poder de la música para llenar de cosas positivas las vidas de aquellos que la practican. Además, Pohlad lo retrata todo con un estilo nada desdeñable en lo cinematográfico (atención al travelling de la grabación de "Good vibrations").
La cinta tiene además una parte dramática de lo más interesante, que es la que detalla la dependencia de Brian de su terapeuta, el inefable Eugene Landy a quien da vida Paul Giamatti, a la par que se enamora perdidamente de Melinda Ledbetter. Es aquí dónde vemos la esencia de la película: un hombre que estuvo en la cima del mundo y ve como su vida se desmorona y se debate entre la influencia buena y mala de dos personas muy distintas a las que no puede renunciar. Ese conflicto está ahí y es sin duda lo más interesante de la película.
Por fortuna, para presentar ese cóctel de emociones la película tiene un reparto fantástico. Desde John Cusack (en una de las mejores interpretaciones de su últimamente poco lustrosa carrera) hasta el siempre eficaz Paul Giamatti, pasando por una estupenda Elizabeth Banks llena de fuerza y dignidad y un Paul Dano que borda el descenso de Wilson al delirio mientras sigue devoto de la música (atención a la escena en la que alerta a sus compañeros de que hay micrófonos en la casa), todos los actores se prestan en cuerpo y alma a unos personajes que aparecen retratados, precisamente, con mucho corazón por un guión medido al milímetro (atención a la escena en la que Landy estalla contra Melinda tras recibir la citación).
En definitiva, una más que notable propuesta a la que se le puede criticar su falta de riesgo narrativo o la poca incidencia en los aspectos más oscuros del personaje, pero todo ello forma parte del plan de Bill Pohlad para contarnos quién era y es Brian Wilson sin hacer el típico biopic melodramático de Hollywood. Adelante.

Lo mejor: Su vitalidad, los actores (especialmente Paul Dano y Elizabeth Banks) y la corrección absoluta en todos sus departamentos.
Lo peor: Le falta un paso para ser una película sobresaliente, y ese paso es algo más de riesgo narrativo.
Sibila de Delfos
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