Ocurre con Madre un poco lo mismo que con O que arde, ambas películas estrenadas en 2019 y muy apreciadas por la crítica. Ambas en los Goya, como colofón.
Y es que yo he debido ver otra película, porque no veo por ninguna parte dónde está la genialidad. Madre debería haberse quedado en corto. Pasar al largo implica irse a dos horas de metraje absolutamente indefendibles y, sobre todo, y aquí viene lo más grave, a un tedio que resulta casi insufrible. Vaya ritmo más lento, madre mía (nunca mejor dicho). Además, ¿de verdad nos tiene que interesar la "historia" (y lo pongo entre comillas porque historia hay poca) que nos están contando? ¿Nos tiene que emocionar la relación de la protagonista con el chico? ¿De verdad hay algo detrás de los planos tan bien rodados (eso es innegable) por su realizador?
Un paso atrás en la excelente carrera de Rodrigo Sorogoyen, responsable de algunas de las mejores películas que nos ha regalado el cine español en los últimos años, como son El reino, Que Dios nos perdone o por supuesto Stockholm. Un extraordinario director y cineasta, sí, pero esta vez ha patinado.

Lo mejor: Marta Nieto, fantástica, casi el único motivo por el que aguantar hasta el final.
Lo peor: La historia es tediosa, el ritmo plomizo y la duración exageradamente larga.