Vale, sí, El juez de la horca tiene a John Huston tras la cámara. Y a Paul Newman, luego. Ava Gardner o Jacqueline Bisset delante de ella. Pero eso no garantiza que la película sea buena.
Tampoco es mala, desde luego. El desarrollo es muy entretenido y es un lujo ver a semejantes intérpretes en una mezcla de comedia y western. Pero ahí está precisamente el problema, en el tono de la propuesta. La comedia y el Oeste no son dos géneros que se hayan entremezclado demasiado, precisamente porque es muy difícil hacerlo bien. En El juez de la horca, la mezcla es un poco rara y no termina de cuajar. Pero, quién sabe, quizás esa la única manera de hacer justicia, valga la redundancia, a un personaje real tan inclasificable como el propio Roy Bean a quien da vida, tras sus espectaculares ojos azules, Paul Newman.
Por cierto, muy curioso ver a Anthony Perkins en un western. Para todos, siempre será el inolvidable y mítico Norman Bates. Gran, gran actor.

Lo mejor: Los actores, y lo entretenida que es.
Lo peor: El tono de la narración es extraño.