Lolita, versión Stanley Kubrick, es una película muy perjudicada por la censura de la época, implacable con una historia sobre un hombre maduro obsesionado sexualmente con una adolescente, casi una niña.
Así, hay algo que le falta a la película, algo de lo malsano que sí está en la novela, bastante más siniestra e inquietante que la película. Aun así, es cine de gran calidad, como corresponde a Kubrick. Tiene escenas absolutamente maravillosas y desprende ese aroma de cine clásico tan añorado por tantos espectadores y que tan poco se encuentra ya. Sin embargo, se alarga en demasía y, como decimos, le falta un poco de pimienta al conjunto, aunque es comprensible por la necesidad de esquivar la censura.
Lo mejor sin duda es la química en pantalla de James Mason y Sue Lyon, perfectamente acompañados por unos excelentes Shelley Winters y Peter Sellers. Son ellos los que aportan todo el erotismo y la fascinación de la historia a la película.

Lo mejor: La interacción entre James Mason y Sue Lyon, y la tensión de muchas escenas entre ellos (ver cuando discuten después de la función de teatro).
Lo peor: Le falta mucho, pero muchísimo de lo malsano que tiene la novela (cosas de la censura) y le sobra fácilmente media hora de metraje.