The Last Days of Disco es quizás la cinta más conocida de su director Whit Stillman, un director que no ha prodigado mucho desde que debutó en 1990 con Metropolitan.
Sin embargo, The Last Days of Disco forma, junto con la mencionada Metropolitan y Barcelona, una suerte de trilogía no relacionada que ha alcanzado cierto estatus de culto. Y esto ha ocurrido, de forma bastante merecida, porque la película es una oda enormemente vitalista y llena de energía de la música y el estilo de vida juvenil de los 70. Los jóvenes personajes (atención a las interpretaciones de Chlöe Sevigny, Robert sean Leonard, Jennifer Beals o Kate Beckinsale, que pocas veces ha estado mejor que aquí) aman, bailan, beben, se enamoran, se dejan, disfrutan de su amistad y se traicionan al ritmo de la música disco, y Stillman lo retrata con enorme acierto y haciendo que el espectador sea uno más de estos jóvenes. Además, no evita los temas más escabrosos, como la homofobia utilizada además en el propio beneficio del homófobo, o el entonces tímido surgimiento de las ETS.
Un buen retrato de una juventud que empezaba a despertar después del cambio de ciclo que supusieron los 60, la muerte definitiva del Sueño Americano y la inocencia de un país.

Lo mejor: Su carácter marcadamente vitalista, su oda a la música y la vida de los años 80, y su joven reparto.
Lo peor: Aunque no es excesivamente larga, tiene algunos problemas de ritmo y es irregular en la narración.