A ver, vista hoy, 9 semanas y media puede parecer un poco chusca, con un guion bastante cuestionable, y un machismo también bastante cuestionable, como poco. Porque sí, vale, ella acepta entrar en el juego, pero durante toda la película es evidente su inocencia, su desconocimiento de las reglas del juego, y el total dominio que él tiene sobre la situación y sobre ella, aprovechándose de esa inocencia y ese desconocimiento.
Por otro lado, podría alabarse la evolución de la protagonista, oda a la mujer independiente, y hasta ahí podemos leer sin hacer spoiler.
Sin embargo, es innegable que la película es un pequeño clásico, o quizás más placer culpable, del cine erótico, que convirtió a Adrian Lyne en muso absoluto de las cintas calentorras, como Infiel, Atracción fatal, Una proposición indecente o el remake de Lolita. Y, además, es muy entretenida y tiene como carismática pareja a Kim Basinger (que se convirtió con esta cinta en un sex symbol ochentero; más le costaría, por desgracia, demostrar su talento, ya que tuvo que esperar a la maravillosa L.A. Confidential) y a Mickey Rourke, sí, cuando todavía era uno de los tipos más guapos de Hollywood.
Aceptable.