Alcarràs es una de las mejores películas del año. Se jugará los Goya grandes con Cinco lobitos (y quizás también con As bestas y En los márgenes), pero sin duda el reconocimiento y el prestigio ya los tiene para siempre. No cualquier película gana en el Festival de Berlín. Poca broma.
Hay algo en la cinta de Carla Simón que recuerda a Minari y a la trilogía de Antes del amanecer. A Minari recuerda por esa oda nada disimulada a la familia, la tradición, el campo y la vida rural, entendido todo ello como refugio de paz, amor y un modo de vida más sencillo y honesto, a salvo de las crueldades del mundo moderno. Alcarràs es una carta de amor a las masías, a la vida del pagés, y a ese mundo del campo que cada vez va desapareciendo.
A la maravillosa trilogía de Richard Linklater recuerda por esa sencillez y apabullante naturalidad de sus diálogos y situaciones, que la directora maneja con acierto, dirigiendo a sus actores (casi todos ellos debutantes) con mano maestra.
Quizás no es tan sumamente extraordinaria como se ha dicho. Quizás las expectativas después de Berlín estaban un poco altas. Pero sin duda es una cinta con una sinceridad, belleza y alma que no se encuentran fácilmente en el cine actual. Bravo.