Aquí es donde la saga de Rocky empezó a irse al garete.
Es bien sabido que, cuando una saga es exitosa, se hacen muchas secuelas, precuelas, reboots y remakes, pero es que Rocky III no es una buena película. Sencillamente no lo es. El agotamiento narrativo es ya más que evidente, como se demuestra en escenas que dan vergüenza ajena, como el enfrentamiento inicial de Rocky contra el campeón de lucha libre, y la única baza de la película es la presencia del mítico Mr. T de El Equipo A como nuevo y brutal rival del púgil italoamericano en el ring. Al menos, por allí siguen Talia Shire y Burt Young como únicos personajes carismáticos de la saga, más allá del titular, y hacen lo que pueden por dignificar a Adrian y Paulie entre tanta tontería.
Al menos, tiene algo simpático, y demostrativo de la amistad entre Rocky y Apollo después de su agria rivalidad durante tantos años. Única nota medianamente emotivo en una película claramente fallida.