Río Bravo es uno de los mejores westerns de la historia del cine, eso está claro.
Y lo es porque Howard Hawkes supo anteponer unos excelentes personajes y unos cuidados diálogos a la acción desmedida y muchas veces sin sentido que era habitual en el género hasta la fecha.
Sin duda es demasiado larga y le sobran fácilmente diez o quince minutos, pero es una película enormemente disfrutable y con bien poco que criticar más allá de la duración. Y si encima tenemos en pantalla a John Wayne (mítico donde los haya, el rey del western), Dean Martin y una deliciosamente pícara Angie Dickinson, pues para qué queremos más.
Un clásico que hay que ver.

Lo mejor: Casi todo, y especialmente la realización de Hawkes y los personajes.
Lo peor: Le sobran diez o quince minutos.