"Pacto de Sangre" ("Pumpkinhead" en su título original) es una de esas joyas perdidas del cine de terror ochentero. Cual amor de juventud, esta película la conocí en un viejo videoclub, en cinta VHS, como no podía ser de otra manera y, ya desde el primer visionado, me cautivó por completo: su atmósfera, la bruja, el diseño del demonio (impresionante y atemporal) y, sobre todo, la historia me pareció genial.

Años después he vuelto a verla varias veces y sigue teniendo ese nosequé que me enganchó la primera vez. Sí que es cierto que hay cosas que quizá han perdido un poco con los años, pero son pequeños detalles que para nada inclinan la balanza en su contra. Al contrario, el monstruo sigue siendo increíble, la bruja sigue siendo acojonante, la atmósfera sigue siendo brutal y la historia sigue siendo potente. El actor principal, Lance Henriksen, hace un papelazo, en mi opinión el papel de Ed Harley es el mejor de su carrera.

"Pacto de Sangre" es una de esas películas con aires de relato clásico tipo revista Creepy, de ritmo pausado, clásico, con su moraleja final y todo que, quizá, ha sido injustamente olvidada. Es sin duda una joya a reivindicar.

Altamente recomendable para fans del género.