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España España · Málaga
Voto de JGC:
7
Drama Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
18 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfonso Cuarón es un director mejicano muy sólido. Nos ha contado historias tan dispares yendo desde un road trip juvenil con Y tú mamá también (2001), pasando por una distopía apocalíptica con planos secuencia virtuosos en Hijos de los hombres (2006), la que es quizá una de las mejores películas del siglo XXI, y tocando también la ciencia ficción logrando demostrar que sabe contar una historia con la mejor tecnología punta en Gravity (2013).

En Roma, por el contrario, es otro registro. Ninguna estridencia. Ningún plano secuencia al hombro entre balas durante diez minutos o una huida en coche mientras el sistema humano se desmorona alrededor. Ningún baile sensual en los albores del despertar sexual. Ningún tic tac descontando los segundos que quedan de respiración en un traje de astronauta. Roma es un tributo a su infancia. Roma es una luz. Roma son unos pájaros cantando. Roma una mesa de comer con chiquillos gritando. Roma es una Ciudad de Méjico tan rica como pobre. Roma es una sociedad en turbulencias ante el nuevo mundo que se vislumbraba para la siguiente década.

En la película cada plano es un cuadro. Cuarón se ha hecho cargo de la fotografía en esta ocasión y demuestra que es tan bueno como Emmanuel Lubezki. El mejicano usa mucho la cámara para girar sobre sí. O para girar el plano a izquierda o derecha mientras el eje está inmóvil. Es una delicia la primera media hora de película, mientras nos costumbramos a las tonalidades que nos ofrece el director. A la rutina de la familia. A la situación de la criada.

El problema, en mi opinión, es que tras un rato Cuarón no podía sostener todo el peso de una película así tan solo con una fotografía elegante. Mientras que en Hijos de los hombres teníamos una historia potente, con ritmo vertiginoso bien dosificado, todo acompañado por un uso de la cámara impactante en los momentos álgidos del metraje. En Roma, encontramos entre los 135 minutos de duración una historia mínima: un embarazo. Le ha faltado, quizá, entre otras cosas, un contexto potente del que sacar subtramas. En Roma hay fotogramas que bien pudiésemos imprimirlos en HD y colgarlos con un marco en la pared de nuestros hogares. Pero la historia carece de alma ya que no cuenta ni nada nuevo, ni lo que cuenta lo cuenta de una forma nueva.

En definitiva, Roma merece ser vista. Merece ser disfrutada, quizás sin ninguna exigencia como El Renacido de Iñarritu, que en unas posteriores visionados gana más al pinchar todo el hype del marketing. Sentarse en el sofá y saber que vas a ver una película lenta sobre la nada con encuadres de cámara maravillosos. No creo que Cuarón conciba esta película como un fracaso, pero tampoco es el éxito rotundo que los medios claman. Cuarón quería hacer una película así y la ha hecho, enhorabuena. Netflix se ha llevado una campaña de publicidad estupenda con esta burbuja. No me quiero imaginar el bombo que nos van a dar con la próxima de Scorsese.

Mientras tanto, esperando ansioso qué más nos trae de nuevo el cine mejicano con ésta gran generación de directores como Iñarritu, Cuarón o Luis Estrada.

https://serycine.wordpress.com
JGC
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