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Voto de Tania:
10
6 de octubre de 2009
46 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
A principios de los 80, un grupo de actores y amigos (Reiner, Guest, McKean y Shearer) se unió para escribir un guión que narraba las peripecias de una banda ficticia de hard rock: Spinal Tap... Desde aquí puedo oír las carcajadas que se escucharon en las primeras lecturas en grupo de aquel guión, cuando sólo era papel y tinta. Sus ecos aún llegan, resuenan en las paredes de la habitación donde escribo, 25 años después.
Pienso en la primera vez que lo vi materializado en la pantalla de mi portátil, hace unos tres años, y no comprendo cómo sobreviví a la experiencia: creía que reírse a pulmón abierto, casi ininterrumpidamente durante 80 minutos iba más allá de la resistencia de cualquier humano. Fijo que más de uno habrá necesitado reanimación cardiovascular al ver la escena en que el bajista se queda atrapado, en plena actuación, dentro de una especie de placenta de dos metros de alto.
Uniendo una capacidad de observación sobrehumana, una exquisita inteligencia y toneladas de buen humor consiguieron crear una sátira REDONDA que no se queda en la mera sucesión de gags y tópicos. Desde el inicio hasta el final (¡grandiosos créditos!), no descuidaron ni el más mínimo detalle: hasta se unieron a la curiosa inclinación de las bandas de la época a colocar umlauts en sus nombres (Blue Öyster Cult, Motörhead...), en este caso sobre la “n” (¡consonante!) de “spinal”. Aquí todos los elementos están cohesionados como en una mágica alineación planetaria, de esas que sólo se producen una vez cada 300.000 años: hasta el aire que comparten los personajes está impregnado de comicidad.
Las interpretaciones son de matrícula de honor, especialmente las del trío protagonista: tres actores americanos BORDANDO personajes británicos (acento, pose, actitud...). Especial mención merecen Christopher Guest (Nigel), que volvería a colaborar con Reiner en La princesa prometida, encarnando al hombre de los seis dedos, el malvado Conde Rugen, y la corta pero brillante aparición de Fred Willard (Best in Show, Waiting for Guffman...) como el teniente de la base aérea militar.
[Sigue en spoiler, sin destripe]
Pienso en la primera vez que lo vi materializado en la pantalla de mi portátil, hace unos tres años, y no comprendo cómo sobreviví a la experiencia: creía que reírse a pulmón abierto, casi ininterrumpidamente durante 80 minutos iba más allá de la resistencia de cualquier humano. Fijo que más de uno habrá necesitado reanimación cardiovascular al ver la escena en que el bajista se queda atrapado, en plena actuación, dentro de una especie de placenta de dos metros de alto.
Uniendo una capacidad de observación sobrehumana, una exquisita inteligencia y toneladas de buen humor consiguieron crear una sátira REDONDA que no se queda en la mera sucesión de gags y tópicos. Desde el inicio hasta el final (¡grandiosos créditos!), no descuidaron ni el más mínimo detalle: hasta se unieron a la curiosa inclinación de las bandas de la época a colocar umlauts en sus nombres (Blue Öyster Cult, Motörhead...), en este caso sobre la “n” (¡consonante!) de “spinal”. Aquí todos los elementos están cohesionados como en una mágica alineación planetaria, de esas que sólo se producen una vez cada 300.000 años: hasta el aire que comparten los personajes está impregnado de comicidad.
Las interpretaciones son de matrícula de honor, especialmente las del trío protagonista: tres actores americanos BORDANDO personajes británicos (acento, pose, actitud...). Especial mención merecen Christopher Guest (Nigel), que volvería a colaborar con Reiner en La princesa prometida, encarnando al hombre de los seis dedos, el malvado Conde Rugen, y la corta pero brillante aparición de Fred Willard (Best in Show, Waiting for Guffman...) como el teniente de la base aérea militar.
[Sigue en spoiler, sin destripe]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Con el tiempo los méritos de aquel modesto proyecto de cuatro amigotes han demostrado ser incontables. No sólo regalaron al mundo -¡en su debut!- LA sátira por excelencia del mundo del rock, sino que además reinventaron un subgénero cinematográfico y le dieron nombre, “mockumentary” (falso documental satírico o “docu-sátira”), al que Guest recurriría en posteriores trabajos (Best in Show, For Your Consideration, A Mighty Wind, etc.), y que volvió a ponerse de moda recientemente de la mano de Sacha Baron Coen y su Borat.
Y la cosa no quedó aquí... el público quería más. El enorme e inesperado éxito que cosechó la película en EE.UU. tras su estreno hizo que la criatura -la banda- traspasara la pantalla, publicara tres discos (la portada del segundo es demencial) y seis singles, y hasta celebrara conciertos en directo. De hecho, su último disco vio la luz este mismo año, junto con el anuncio de “una gran gira mundial de un solo concierto”. Tal ha sido el calado de este fenómeno en el mundo anglosajón que la famosa frase de Nigel “up to eleven” (“hasta el once”) fue incluida en 2002 en el Shorter Oxford English Dictionary como sinónimo de “hasta el máximo volumen”. Si esto no es cine de culto, que baje Dios y lo vea.
En resumen... BRUTAL.
Y la cosa no quedó aquí... el público quería más. El enorme e inesperado éxito que cosechó la película en EE.UU. tras su estreno hizo que la criatura -la banda- traspasara la pantalla, publicara tres discos (la portada del segundo es demencial) y seis singles, y hasta celebrara conciertos en directo. De hecho, su último disco vio la luz este mismo año, junto con el anuncio de “una gran gira mundial de un solo concierto”. Tal ha sido el calado de este fenómeno en el mundo anglosajón que la famosa frase de Nigel “up to eleven” (“hasta el once”) fue incluida en 2002 en el Shorter Oxford English Dictionary como sinónimo de “hasta el máximo volumen”. Si esto no es cine de culto, que baje Dios y lo vea.
En resumen... BRUTAL.