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Reino Unido Reino Unido · Edimburgo
Voto de Tania:
6
Terror. Intriga. Thriller Nuevas y macabras aventuras del siniestro Jigsaw, el hombre que mueve los hilos de los espantosos juegos que han aterrorizado a la comunidad y desconcertado a la policía. Jigsaw, una vez más, ha conseguido escapar, esta vez con la ayuda de su nueva aprendiz, Amanda (Shawnee Smith). Mientras la policía local intenta localizarle, el Doctor Lynn Denlon (Bahar Soomekh) y Jeff (Angus Macfayden) no saben que están a punto de convertirse en ... [+]
11 de noviembre de 2006
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por sus carencias y abusos, esta tercera entrega, dejará un mal sabor de boca a todos aquellos que esperábamos algo de homogeneidad en la saga. Se confirma que Darren Lynn Bousman es un paquete de cuidado: es tan simple que va y mete la melodía que nos hizo estremecer en el momento cumbre del primer Saw por donde le sale de la punta y sin venir a cuento. Además de tonto infame es un pesado de cuidado de los que meten (seguidas) doscientas imágenes semisubliminales de relleno, por minuto, que poco o nada hacen a la trama. Le parece de lo más “cool” presentar mezclados, seguidos y hasta solapados, todos y cada uno de los elementos icónicos de la saga (el muñeco, los maniquíes, las cabezas de cerdo, las cintas, las fotos recortadas, etc.) en una misma secuencia, y más de lo mismo en la siguiente. Tal es su maestría con la batuta. Lo que cuesta creer es que los tres capítulos sean obra de un mismo guionista. ¿Qué es lo que ha pasado? Quizá, si no se hubiesen impuesto estrenar una nueva entrega por año, a cualquier precio... Ese descarado hedor a oportunismo es infinitamente más desagradable que doscientos baños en puré de cerdo putrefacto. La sangre y los instrumentos de tortura (los justos y necesarios) no eran precisamente el punto fuerte del puzzle original. Toda la esencia de aquel ha desaparecido como por arte de magia. Antes, cada una de las víctimas eran supervivientes, eran jugadores (a excepción del pobre tontaina de la primera parte que se tragó la llave de Amanda); ahora, la mayoría de las víctimas no tienen ningún recurso para jugar y son meras “pruebas” que ha de pasar un solo jugador para sobrevivir. El criterio moral por el que se regía Jigsaw para seleccionarlas parece haber derivado en la premisa “porque me sale a mí del florete”. La cinta carece de tensión y suspense porque con tantos personajes insulsos, historias paralelas y flashbacks explicativos de veinte minutos es imposible olvidarte de la pantalla y fundirte con la historia. ¿Y qué ha sido del voayerismo de aquel primer Jigsaw, omnipotente y calculador, que gustaba de presenciar desde la primera fila el desarrollo de sus planes? Ahora parece que le importa un pepino todo y que lo de calcular ya no es su fuerte. ¡Pero bueno! ¿Que la enfermedad justifica este pasotismo cuando ese fue precisamente el factor que lo impulsó a emprender su tarea para con el mundo? La dejadez, la decadencia ¿son el desarrollo lógico de la psique de un genio de este calibre? Posiblemente, sí. Y de entre las miles de soluciones igualmente posibles pero infinitamente más originales que podrían haber adoptado los creadores de Saw III, han escogido la más convencional, la primera que se les pasó por la cabeza (es el problema de trabajar con prisas), perdiendo por completo el norte. Lo siento: ¡no mola!
Tania
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