Mientras veía esta cinta no pude dejar de pensar en muchas variantes para poner en escena una de las historias más contadas en el cine y que siempre logran de alguna forma; ganarse un trozo de nuestra simpatía por la humanización que se proyecta sobre los actos provocados por el instinto más hermoso y a la vez más peligroso del ser humano: el amor. Este film es la ola de lo que se puede suponer una trama como la contada: comienzo vetiginoso y potente que va bajando de intensidad según avanza para madurar una historia que no necesitaba mayor contexto, pero que se traduce en el eje central de todo. Luego vuelve a mejorar con escenas y situaciones un poco más movidas, para luego terminar de una manera hasta sensiblera para todo lo que nos había contado. Estos vaivenes fue lo que hizo que en cierto modo perdiera algo de interés en ella porque si algo me gustó, fue la forma delicada y fina de exponer la maduración de la ira mientras se apodera de cada una de las acciones del personaje principal (Antonio de la Torre) que me pareció muy acertado en su papel haciendo de cada escena, una espera continua de la erupción de un volcán a punto de estallar. Con todo esto, me hubiese gustado un poco menos de argumento teniendo en cuenta que es una historia simple que no requiere muchas interpretaciones, un poco más de acción dentro de la historia. Es una buena cinta pero espero un poco más de ella después de haber leído que era una de las mejores películas españolas reciente. Como siempre digo, cuestión de gustos y dejando claro que no me pareció mala, sólo en algunos momentos demasiado lenta.