Insustancial y poco innovadora, esta película de posesiones demoníacas que da una nueva interpretación al refrán del "cazador cazado" tiene casi por único aliciente la presencia del Sr. Hopkins, aunque de un tiempo a esta parte ni siquiera eso sea garantía de calidad. El joven protagonista, incapaz de actuar con solvencia, interpreta a un descreído sacerdote embarcado en un surrealista curso sobre exhorcismo que se imparte en Roma. Típica historia de fe contra razón, discípulo contra maestro, o el bien contra el mal, será testigo de acontecimientos que harán tambalear su racionalidad hasta desembocar en un tour de force satánico más largo de lo aconsejable. En definitiva, la película nunca alcanza su propósito (asustar).