La televisión es un negocio, y como bien se sabe, todo negocio tiene una ambigüedad, una cara positiva y una cara negativa. Ahí convive y trabaja gente honesta y gente corrompida. Personas con experiencia y cordura como el personaje de William Holden -en uno de sus mejores papeles- y personas totalmente absorbidas y poco humanizadas, como el rol de la ejecutiva hipócrita interpretada por Faye Dunaway.

La película "Network", uno de los mejores trabajos de Sidney Lumet, gira en torno a los juegos de intereses que circulan en torno a un canal de televisión nacional, y del poder que puede ejercer la televisión, incluso cuando un presentador pierde la cordura, convirtiéndose en un fenómeno nacional. Vemos dichos juegos de intereses y negocios, la ambición llevada a los límites... y el problema de que, querramos o no, como espectadores, estaremos ligados permanentemente a ese invento que trajo consigo luces y sombras.

Aunque "Network" no ha perdido su atractivo y su fuerza, el tema de la televisión ha sido desplazado un poco por otro mundo del que tengo curiosidad: las redes sociales e Internet.