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España España · Granada
Voto de Pliskin:
10
Terror. Romance. Fantástico En el año 1890, el joven abogado Jonathan Harker viaja a un castillo perdido de Transilvania, donde conoce al conde Drácula, que en 1462 perdió a su amor, Elisabeta. El conde, fascinado por una fotografía de Mina Murray, la novia de Harker, que le recuerda a su Elisabeta, viaja hasta Londres "cruzando océanos de tiempo" para conocerla. Ya en Inglaterra, intenta conquistar y seducir a Lucy, la mejor amiga de Mina. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2008
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Le escribieron una vez a Arturo Pérez-Reverte una carta en la que una señora le pedía consejo sobre qué libro podía comprarle a su hijo, al que parecía quemarle el tacto al contacto con las páginas de una novela. En esto que Pérez-Reverte le dijo algo así como "Señora, cómprele Drácula. Si no le gusta, yo se lo pago".
Y es que, sinceramente, no concibo persona alguna a quien no le seduzca, aunque sea mínimamente, la leyenda de Vlad Tepes, alias Gary Oldman, perdón, Drácula.

Francis Ford Coppola dirige una película excelente, que desde sus personajes, hasta sus escenarios, destilan el aura siniestra y tenebrosa de la historia en torno al Conde. Y es que el reparto de esta cinta es sencillamente para convertirse al vampirismo.

Hay dos papeles que yo, personalmente, considero inamovibles: Herr doctor Van Helsing, interpretado por un irónico y excéntrico Anthony Hopkins que lidera la cuadrilla de cazadores con el carisma que tiene su completísimo personaje e incluso con un humor negrísimo, y el finísimo Gary Oldman, que de verdad lo digo que borda un papelón como Conde Drácula. Te inquieta, te aterroriza, te atrae, te compadeces de su condenación, te hipnotiza y, finalmente, te convierte. Es sencillamente el mejor Drácula que he visto en el cine. Y con mucha distancia.

Los secundarios son sobradamente competentes. Winona Ryder tiene un papel de mucho peso en la historia y lo supera con nota. Keanu Reeves, por su lado, tiene un papel complicado, por quedar apartado de la trama principal, que no le permite tampoco demasiado lucimiento personal. También destaco al zumbado de Tom Waits, que borda a Renfield.

La historia tiene un toque gótico al que es imposible resistirse. No esperéis grandes efectos especiales, dado que tiene más de 15 años, pero la evolución física que experimenta el Conde, de decrépito cadáver aristócrata a joven caballero con sombrero de copa, está muy conseguida y transmite al espectador el estado de ánimo por el que pasa el Señor de la Noche en cada momento de la trama.

Mi conclusión: Ver esta película sólo os puede deparar conocer... la furia de Drácula.
Pliskin
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