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118.569
Western
En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazarrecompensas alemán que sigue la pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Él acepta, pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), esclava en una plantación del terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio). (FILMAFFINITY) [+]
23 de enero de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no podía ser de otra manera, el viernes estuve en el estreno en
España de Django desencadenado de Quentin Tarantino. ¿Alguien de verdad
esperaba que un cinéfilo empedernido como yo y fan acérrimo de este
maestro incomparable se iba a quedar en casa? ¿O es que había un plan
mejor? Pues no, señores, esta noche el espectáculo estaba en el cine
Comedia, en pleno paseo de Gracia de Barcelona. Y qué espectáculo.
Durante dos horas y media he sido una de las personas más felices de
este planeta. Bendito es el cine, que puede transportarte a otros
mundos y convertirte en un pistolero negro vengador y hace que te olvides
de tu realidad, de tus problemas, por el precio de una entrada. Django
es, por supuesto, la mejor película del año. Cine con mayúsculas.
Django es superlativa en todo, hiperviolenta (es Tarantino, ¿eh?), con
una banda sonora bestial, actuaciones espectaculares (lo de Samuel L
Jackson y Leonardo Dicaprio es una locura y se supone que son
secundarios), situaciones delirantes, fotografía perfecta, escenas
sublimes que se suceden una tras otra. Sí, un monumento al cine. Como
lo oyen, amigos, es irrepetible, única, insuperable. Y aún leo en
alguna crítica que Tarantino copia estilos y hace un collage pero con
su sello particular, y no sé cuantas mamarrachadas más. Y éste es el
problema de que se ponga a hablar de cine gente que no ama el cine.
Porque os aseguro que si eres un amante del cine y has visto miles de
películas, distingues una obra maestra aunque no pertenezca a tu estilo
preferido. Y esa patraña de que Tarantino copia me saca de quicio.
Entonces todo el mundo copia, porque casi todo está ya filmado, y ya se
rodaron películas hace más de cien años. Y el primero que hizo una
película también copió, porque en la literatura ya estaba todo escrito.
Efectivamente, Tarantino hace un homenaje al spaguetti western pero también al western clásico porque de eso se trata, de hacer un auténtico western. He leído que hablan mucho de violencia, de racismo, del uso de la palabra nigger (negrata), pero a nadie se le ocurre hablar del guión. Y es que detrás de una gran película, siempre hay una gran historia. Y no olvidemos que Tarantino siempre escribe sus historias, siempre guiones
originales, nada de adaptaciones de libros. Y eso tiene valor. Y la
historia de Django es buenísima. Es tan buena y absorbente que el
director y guionista ha escrito esta vez una trama lineal sin saltos en
el tiempo adelante y atrás, al estilo Pulp Ficcion, y me parece
acertado. Si Tarantino dice de sus otras películas que son westerns
camuflados no es de extrañar que se haya decidido a rodar su western
particular. Pero es que su idea de situarlo en el sur y que la
esclavitud sea la auténtica protagonista de la cinta me parece
soberbio. Y me hablan de copiar, ¿alguien había hecho algo parecido?
Señores, visiten filmotecas y cuéntenme.
(Continúo en el spoiler pero sin revelar nada del argumento)
España de Django desencadenado de Quentin Tarantino. ¿Alguien de verdad
esperaba que un cinéfilo empedernido como yo y fan acérrimo de este
maestro incomparable se iba a quedar en casa? ¿O es que había un plan
mejor? Pues no, señores, esta noche el espectáculo estaba en el cine
Comedia, en pleno paseo de Gracia de Barcelona. Y qué espectáculo.
Durante dos horas y media he sido una de las personas más felices de
este planeta. Bendito es el cine, que puede transportarte a otros
mundos y convertirte en un pistolero negro vengador y hace que te olvides
de tu realidad, de tus problemas, por el precio de una entrada. Django
es, por supuesto, la mejor película del año. Cine con mayúsculas.
Django es superlativa en todo, hiperviolenta (es Tarantino, ¿eh?), con
una banda sonora bestial, actuaciones espectaculares (lo de Samuel L
Jackson y Leonardo Dicaprio es una locura y se supone que son
secundarios), situaciones delirantes, fotografía perfecta, escenas
sublimes que se suceden una tras otra. Sí, un monumento al cine. Como
lo oyen, amigos, es irrepetible, única, insuperable. Y aún leo en
alguna crítica que Tarantino copia estilos y hace un collage pero con
su sello particular, y no sé cuantas mamarrachadas más. Y éste es el
problema de que se ponga a hablar de cine gente que no ama el cine.
Porque os aseguro que si eres un amante del cine y has visto miles de
películas, distingues una obra maestra aunque no pertenezca a tu estilo
preferido. Y esa patraña de que Tarantino copia me saca de quicio.
Entonces todo el mundo copia, porque casi todo está ya filmado, y ya se
rodaron películas hace más de cien años. Y el primero que hizo una
película también copió, porque en la literatura ya estaba todo escrito.
Efectivamente, Tarantino hace un homenaje al spaguetti western pero también al western clásico porque de eso se trata, de hacer un auténtico western. He leído que hablan mucho de violencia, de racismo, del uso de la palabra nigger (negrata), pero a nadie se le ocurre hablar del guión. Y es que detrás de una gran película, siempre hay una gran historia. Y no olvidemos que Tarantino siempre escribe sus historias, siempre guiones
originales, nada de adaptaciones de libros. Y eso tiene valor. Y la
historia de Django es buenísima. Es tan buena y absorbente que el
director y guionista ha escrito esta vez una trama lineal sin saltos en
el tiempo adelante y atrás, al estilo Pulp Ficcion, y me parece
acertado. Si Tarantino dice de sus otras películas que son westerns
camuflados no es de extrañar que se haya decidido a rodar su western
particular. Pero es que su idea de situarlo en el sur y que la
esclavitud sea la auténtica protagonista de la cinta me parece
soberbio. Y me hablan de copiar, ¿alguien había hecho algo parecido?
Señores, visiten filmotecas y cuéntenme.
(Continúo en el spoiler pero sin revelar nada del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La película es brillante, no hay duda, pero aún hay más. La cuestión de
la violencia. Para alguien que ha visto una media de seis veces cada una de las películas de Tarantino y que se sabe hasta los textos de los personajes, ese tema está más que estudiado. Y si es cierto que la violencia de sus películas ha sido siempre desmedida, hiperbólica, no es menos cierto que casi siempre ha resultado inofensiva (la matanza de la banda de los ochenta y ocho maníacos a golpe de katana en Kill Bill, parece más una coreografía de danza que una escena realmente
sangrienta, y agrede menos que cualquier telediario del mediodía). En
esta ocasión algo ha cambiado. Digamos que hay dos tipos de violencia
en el filme. Por una parte la violencia espectáculo, típica de
Tarantino, por ejemplo las escenas de duelos con revólver son dignas de
los mejores spaguetti western (El bueno, el feo y el malo o Hasta que llegó su hora) y por qué no decirlo, incluso superiores, mejor filmadas, aún más espectaculares. Pero convive con ella otra violencia que hasta ahora no había aparecido en su filmografía, la espantosa del
esclavo negro destrozado por los perros, y la terrible lucha a muerte
entre los dos luchadores esclavos negros. Esto es diferente. Esto hace
más daño al espectador, porque nos recuerda de lo que es capaz el ser
humano, de cuanta crueldad, de cuanta malignidad hay en el interior de
las personas y porque esas escenas, y esto es importante,
desgraciadamente han ocurrido y otras mucho peores en la historia de la
Humanidad. Y aquí Tarantino se ha superado a sí mismo, ha hecho una
película más madura, no renuncia a divertirnos, a entretenernos como
nadie más lo hace, pero en esta ocasión introduce algo nuevo en la
ecuación, algo que nunca había hecho, un tema histórico y mortalmente
serio: la esclavitud, terriblemente dolorosa y aún no superada en la
sociedad americana (como se puede observar en las infantiles críticas
que han hecho destacados miembros de la comunidad negra, como si el
hecho de mostrar lo que ocurrió nos hiciera racistas per se), que es la
auténtica razón de ser de la película y lo que le da la cohesión a la
historia.
Tarantino ha conseguido mezclar en un mismo recipiente todo ese humor,
esas escenas prodigiosas aderezadas por una banda sonora perfecta en
cada momento, unas interpretaciones sublimes de todos los intérpretes (Jamie Foxx con esa mirada incendiaria y Christoph Waltz, entrañable, están geniales), la magnífica historia tan bien contada, con esos personajes llenos de contenido y ese final catártico que no borra nuestra humana historia, pero te deja con ganas de gritar de placer y, en fin, esa voluntad de hacer gran cine, de llevarnos de la
mano al olimpo de la diversión más absoluta, que le hace merecedor de
todos los reconocimientos, de todos los honores, óscar a la mejor
película o de otros premios que ni siquiera existen. Tarantino=cine. No
nos dejes nunca, Quentin.
la violencia. Para alguien que ha visto una media de seis veces cada una de las películas de Tarantino y que se sabe hasta los textos de los personajes, ese tema está más que estudiado. Y si es cierto que la violencia de sus películas ha sido siempre desmedida, hiperbólica, no es menos cierto que casi siempre ha resultado inofensiva (la matanza de la banda de los ochenta y ocho maníacos a golpe de katana en Kill Bill, parece más una coreografía de danza que una escena realmente
sangrienta, y agrede menos que cualquier telediario del mediodía). En
esta ocasión algo ha cambiado. Digamos que hay dos tipos de violencia
en el filme. Por una parte la violencia espectáculo, típica de
Tarantino, por ejemplo las escenas de duelos con revólver son dignas de
los mejores spaguetti western (El bueno, el feo y el malo o Hasta que llegó su hora) y por qué no decirlo, incluso superiores, mejor filmadas, aún más espectaculares. Pero convive con ella otra violencia que hasta ahora no había aparecido en su filmografía, la espantosa del
esclavo negro destrozado por los perros, y la terrible lucha a muerte
entre los dos luchadores esclavos negros. Esto es diferente. Esto hace
más daño al espectador, porque nos recuerda de lo que es capaz el ser
humano, de cuanta crueldad, de cuanta malignidad hay en el interior de
las personas y porque esas escenas, y esto es importante,
desgraciadamente han ocurrido y otras mucho peores en la historia de la
Humanidad. Y aquí Tarantino se ha superado a sí mismo, ha hecho una
película más madura, no renuncia a divertirnos, a entretenernos como
nadie más lo hace, pero en esta ocasión introduce algo nuevo en la
ecuación, algo que nunca había hecho, un tema histórico y mortalmente
serio: la esclavitud, terriblemente dolorosa y aún no superada en la
sociedad americana (como se puede observar en las infantiles críticas
que han hecho destacados miembros de la comunidad negra, como si el
hecho de mostrar lo que ocurrió nos hiciera racistas per se), que es la
auténtica razón de ser de la película y lo que le da la cohesión a la
historia.
Tarantino ha conseguido mezclar en un mismo recipiente todo ese humor,
esas escenas prodigiosas aderezadas por una banda sonora perfecta en
cada momento, unas interpretaciones sublimes de todos los intérpretes (Jamie Foxx con esa mirada incendiaria y Christoph Waltz, entrañable, están geniales), la magnífica historia tan bien contada, con esos personajes llenos de contenido y ese final catártico que no borra nuestra humana historia, pero te deja con ganas de gritar de placer y, en fin, esa voluntad de hacer gran cine, de llevarnos de la
mano al olimpo de la diversión más absoluta, que le hace merecedor de
todos los reconocimientos, de todos los honores, óscar a la mejor
película o de otros premios que ni siquiera existen. Tarantino=cine. No
nos dejes nunca, Quentin.