Lo reconozco. No soy ningún fan de Star Wars, aunque de pequeño me fascinó La amenaza fantasma (ahora ya no tanto) y hay algunas de sus películas a las que les tengo aprecio, pero no podría considerarme fan en el sentido estricto de la palabra.

No obstante, tenía curiosidad en este nuevo proyecto de Disney y Star Wars, siendo una serie en imagen real (lo cual es más atractivo que de animación, se diga lo que se diga) que iba a estar protagonizada por un nuevo y misterioso personaje, y que se ha vendido como un western de aventuras.

Desde que se confirmó que su máximo protagonista iba a ser el fabuloso (e infravalorado) Pedro Pascal (Oberyn en Juego de Tronos), mis expectativas aumentaron y el trato ya estaba hecho, aunque había quedado desencantado con el universo galáctico en los últimos años (sí, por Los Últimos Jedi, que no me pareció mediocre como se dijo, pero sí muy fallida).

Pues bien, este es el estreno (y golpe sobre la mesa) de Disney+, que ya ha aterrizado en Estados Unidos, pero que a España y otros países llegará en Marzo. Algo he leído de la plataforma diciendo (en redes sociales) que podremos disfrutar de este estreno (y otros) en exclusiva en esas fechas, es decir, dentro de cinco meses. Pobres... Por no hablar de las tendencias de Twitter y los malditos spoilers (concretamente el final del episodio). Así no hay quien respete nada, leñe.

Pues bien, una vez visto (ejem ejem) el episodio piloto, no puedo más que quitarme el sombrero, ya que, sin ser ninguna obra maestra (es complicado lograr algo así en un piloto) sí estamos ante una historia de aventuras con sabor añejo, entretenida y que deja con ganas de más... mucho más.

La dirección del piloto corre a cargo de mismo que ha dirigido la serie de animación Rebels (de animación, y perteneciente a la saga Star Wars). La verdad es que es un buen salto, y demuestra que tiene mano firme y no le tiembla el pulso en las escenas de acción, siendo un primer episodio muy bien resuelto y vistoso, aunque los correctos efectos especiales son algo mejorables.

El máximo responsable es Jon Favreau, estimable director capaz de lo mejor (Iron Man, la primera, aunque siempre defenderá la segunda como un producto correcto) y de lo peor (esa fotocopia a la que llaman remake de El Rey León). Pues bien, es el creador, productor, director (se espera que en futuros capítulos) y guionista de la serie, y en lo que respecta a esto último en el capítulo que nos ocupa, sale muy bien parado.

Los diálogos son interesantes, y se crea un interés por el misterio de la historia, haciendo que la trama resulte atractiva, aunque quizás el protagonista esté (de momento) algo desdibujado, pero se entiende que la cosa irá a más en futuros episodios.

Y es que es una pena ver a un actor del nivel de Pedro Pascal sin quitarse el casco en todo el episodio. No tiene sentido fichar a un intérprete tan carismático y tenerlo tapado toda la serie, por lo que se espera que lleguemos a verle el rostro (o eso espero).

El resto de elementos, como los citados efectos especiales (de nuevo, correctos pero algo mejorables), el montaje, la banda sonora o el maquillaje (estos dos últimos geniales) cumplen con nota en el conjunto del episodio, haciendo que no tenga nada que envidiar a productos como Rogue One.

En conclusión, estamos ante un primer episodio piloto muy logrado y que cumple con su objetivo de abrir el apetito, gracias a su cuidada ambientación y a lo entretenido del proyecto. Si se mantiene el nivel en los siguientes episodios estaremos hablando de algo grande... muy grande.

Ahora entiendo el furor y entusiasmo de los fans que ya lo habían podido catar. Desde luego es un producto que invita a suscribirse a Disney+. Y es que, cuando se hacen las cosas con inteligencia y cariño, los resultados hablan por si solos. Esperemos que no sea todo un espejismo. De momento, más que recomendable y satisfactoria.

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