Probablemente estemos ante el film con más personajes odiosos que yo recuerde. Es que no hay buenos o malos, hay personas, y las personas pueden ser tan odiosas aunque queramos ver lo contrario. No piensen que odio a la sociedad pero es que si dibujamos personas reales, tenemos que dibujar defectos, y cada defecto en las personalidades de estos personajes están bordados por actuaciones magistrales.

Leight: su personaje es como una Kristen Stewart pero obviamente con la expresión de la Leigh. Una chica egoísta, egocéntrica, ambiciosa como pocas, infantil en un principio -habla similar a la Garland en "El mago de Oz" (Victor Fleming, 1939)- y mimada por su familia y por toda la sociedad que la idolatra como la mujer más bella del planeta -los hombres dejan de lado a sus novias cuando la ven entrar-. Pero la guerra le arrebatará todo y ella madurará de apuro para poder recuperar lo suyo, eso es lo que realmente importa en esta historia en la que la guerra es un mero fondo para mostrarnos el poder de superación de esta mujer que sin dejar de ser lo que es -egocéntrica y ambiciosa- logra anteponerse al destino del viento.

Gable: él también es odioso, su personaje no es precisamente un príncipe azul. Comparte los mismos aires narcisistas de la protagonista. Es un engreído con carita seductora a lo George Clooney, un tipo que siempre sale bien parado. Y mantiene unos diálogos cínicos tan jugosos con la Leigh que no tienen desperdicio alguno -"Querida, realmente me importa un carajo"-.

Havilland: ella a su modo también es bastante odiosa. Es la mujer más buena del planeta y en el siglo XXI sería la más cornuda de las cornudas. No importa lo que digan ella sería incapaz de pensar mal de la gente, confía hasta en el enemigo, y es que eso hace que te den ganas de abrirle los ojos como en "Un perro andaluz" (Luis Buñuel, 1929).

Howard: éste ya es un caso aparte, no sabe lo que quiere, ama a una mujer pero se va a casar con otra porque le pinta que será mejor esposa -aunque sea su prima-. Su falta de carácter es lo que lo hace odioso.

McDaniel: ella es la empleada pero como que no lo parece porque le grita a sus patrones y les da órdenes.

Las hermanas de Leigh: ellas son odiosas por el simple hecho de que envidian a su hermana mayor -con razón- pero al mismo tiempo son incapaces de ayudar en tiempos tan difíciles.

La chusma: es decir, el resto del reparto, toda gente incapaz de ver el lado bueno de Leigh, ellos sólo juzgan y como buenos sureños condenan todo atisbo de modernismo. Que una mujer se divorcie es un crimen y que esté enamorada de otro hombre que no sea su marido es el pecado más grande del planeta.

Una historia completísima, con subhistorias que sirvieron de inspiración a los culebrones latinoamericanos que intentaron -fallidamente- imitar la fórmula "historia de amor con trasfondo social".

Una megaproducción de 4 horas que se te pasan volando gracias a una dirección dinámica y un montaje genial que mantiene un ritmo constante. Fotografía sublime con planos únicos y un uso del technicolor que al día de hoy es valorable por su calidad. Todo aderezado con la BSO del hombre que fue nominado casi todos los años de su vida al Oscar, y probablemente esta esté entre sus 5 mejores partituras.

Lo mejor: no ha envejecido ni un céntimo. Su historia es un goce por su grandilocuencia envolvente y por una protagonista única.
Lo peor: algunas "casualidades" como el encuentro con el empleado que la ayuda cuando dos bandoleros la atacan, entre otras.